Salmos 19:14
Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, Oh Señor, roca mía y Redentor mío.
Las palabras de David en el Salmo 19 son simples pero profundas. “Que
las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corazón sean
aceptables/agradables a Ti, oh Dios”. Consideremos lo que escribe David. “Las
palabras de mi boca sean agradables a Dios”. Eso requiere pensar mucho ANTES de
mover los labios. (Ver Santiago 3:5-11) Tenemos la terrible costumbre de hablar
sin pensar. La Biblia declara que debemos considerar nuestras palabras. David
pide que las palabras de su boca sean agradables y aceptables a su Creador.
Ésta es una petición sabia. Todos deberíamos pensar antes de usar palabras,
especialmente cuando hay emociones involucradas: ira, ansiedad, malestar,
dolor, felicidad, bendición, etc. Debemos considerar la razón por la que
ocurren todas estas emociones antes de explicar los resultados a los demás. Que
las palabras de mi boca sean agradables...
Luego, David, guiado por el Espíritu Santo hace poco más de 3.000 años,
lleva la importancia de las palabras que usamos a un nivel más profundo. Pide que
las “meditaciones de su corazón” sean agradables al Señor. Ésta es la esencia
de la “oración sin cesar”. Y, si las meditaciones de mi corazón son agradables,
obviamente las palabras que uso agradarán al Señor. Porque lo que hay en
nuestro corazón brotará de nuestra boca (Mt. 12:34-37). Si nuestro corazón está
vuelto y enfocado en Dios, nuestras meditaciones Lo honrarán mientras
reflexionamos en Su palabra. Cuando “vivimos” esto en nuestra vida diaria,
seremos más sabios y bendecidos (Salmo 1:2-3). A Dios Le encanta ser honrado y
respetado mientras meditamos en Él y Su palabra. Y, nuestro Señor responde a este deseo de enfocar en Él.
La ÚNICA manera en que nuestras meditaciones agradarán al Señor es si Le
permitimos guiar nuestros pensamientos. Somos egoístas y egocéntricos. No hay
nada en nosotros que quiera honrarlo y meditar en Él. (Rom. 3:10-18) Cuando nos
rendimos al Espíritu Santo y somos llenos de Él, entonces nuestros pensamientos
honrarán al Señor. Tenemos que depender totalmente de Su guía y amor por
nosotros. Tenemos que ceder a Su suave voz. (En otras palabras, necesitamos ser
crucificados. Lucas 9:23) Es BUENO honrar al Señor. Es BUENO permitirle que Él
dicte cómo pensamos o qué debemos hacer. Esto requiere práctica. Es una BUENA
manera de pasar esta vida.
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