Thursday, November 16, 2023

Una Vida Entregada

Mateo 10:43-45
Pero no es así entre ustedes. Más bien
cualquiera que anhele hacerse grande entre ustedes será su servidor
y cualquiera que anhele ser el primero entre ustedes 
será siervo de todos
Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido 
sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Para dar Su vida… Jesucristo vino a dar Su vida para salvar la nuestra. Y, Él hizo esto. Este mismo Jesucristo, que dio Su vida, nos pide hacer lo mismo en Lucas 9:23, “Si alguno quiere venir en pos de Mí, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día (palabras muy fuertes – crucifixión fue y es una manera terrible de morir), y sígueMe”. Sólo cuando hagamos esto, cuando nos crucifiquemos, podremos tener la esperanza de servir como Jesús nos indica que lo hagamos. Los cristianos “juegan” a servir. Traen un pastel, o barren el piso, o hacen mil cosas pequeñas y dicen: “Mira, estoy sirviendo”. Si bien estos actos pequeños son buenos, esto no es crucificarse a uno mismo. Esto no va a lograr lo que Jesucristo hizo por nosotros: Él murió por nosotros y nos invita a hacer lo mismo. Morir. Ya no buscar más lo que uno decide que es placentero, conveniente, relajante... ya no más. Jesucristo quiere que vivamos para servir a los demás. Maridos: amad a vuestras esposas. Provéeles lo que el Señor quiere que le proporciones: ropa, refugio, comida. Padres: amen a sus hijos. Protégelos del mal y del daño. Gaste todos los recursos en enseñarles “los caminos del Señor”.  "Escoged hoy a quién sirváis; pero yo y mi casa serviremos al Señor”. (Jos. 24:15) Hay sabiduría, profunda sabiduría en estas palabras.

Tenemos que aprender a “servir a los demás”. Esto es difícil de hacer. Aún más difícil de lograr en una cultura que inculca el profundo deseo de obtener algo para uno mismo. Es el deseo profundo, continuo y sin filtros de servir a los demás constantemente lo que caracteriza a un cristiano maduro. “Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos”. (Juan 15:13)

Aprende a morir. Hoy. Sirve a los demás de todo corazón, con libertad y sin preguntas. Hay libertad en nuestra “muerte”. Jesucristo nos pide que hagamos lo impensable. Nos lo pide porque sabe que nunca podremos dar más de lo que Él nos da. Por cada momento que morimos, nuestra comprensión de Su amor y gracia se profundiza. Nuestra libertad crece. “Es más bienaventurado dar que recibir”. (Hechos 20:35) Estas palabras de verdad salieron de la boca de nuestro Señor. Están seguros. Él nos ama.








 















1 comment:

Consideremos SUS Obras

Salmo 77:11-12  Me acordaré de las obras del Señor;  Ciertamente me acordaré de Tus maravillas antiguas.  Meditaré en toda Tu obra,  Y refle...