Salmos 5:11-12
Pero alégrense todos los que en Ti se refugian;
Para siempre canten con júbilo,
Porque Tú los proteges;
Regocíjense en Ti los que aman Tu nombre.
Porque Tú, oh Señor, bendices al justo,
Como con un escudo lo rodeas de Tu favor.
Es BUENO cuando
dependemos del Espíritu Santo y vivimos por fe. Nuestra dependencia del
Espíritu Santo nos permite ser “libres” (Jn. 8:31-32) en Jesucristo. No
dependemos de nosotros mismos ni de nuestra “forma” de entender. Somos “libres”
para vivir por y a través de Jesucristo. No utilizamos los criterios sociales
que hemos aprendido (culturales) y que muchos otros cristianos utilizan para
entenderse a sí mismos y a la vida. Sus criterios los confunden y eliminan la capacidad
(o el deseo) del Señor de protegerlos. Él quiere que confiemos en Él y no en
nosotros mismos.
Al hacer de Dios nuestro refugio diariamente (cada hora, minuto a
minuto), aprendemos a depender de Él. Y nos regocijamos. Aprendemos a dejarnos
llevar y dejar que Él gobierne. Dejamos de lado las cargas que el mundo nos
enseña a buscar. No necesitamos “poseer” cosas ni adquirir “más” para saber que
somos importantes y útiles. Somos “libres” para ser los seres humanos que Dios
creó para Su propósito.
Y el resultado de hacer del Señor nuestro refugio es que nos volvemos
más justos sin siquiera intentar lograrlo. Nos volvemos más justos porque el
Señor moldea nuestra perspectiva. A medida que “residimos en Él”, pensamos cada
vez más como Él. Y el resultado de volvernos más como Él es que Él nos protege.
Nuestra relación se profundiza a medida que aprendemos que Él es digno de
confianza. Él sí nos protege. Él es nuestro escudo en un mundo caído y cruel.
¡Alabado sea Dios por quien Él es! Un Señor soberano que nos ama y defiende Su
nombre.
Confía en el Señor con todo tu corazón. Él responderá.
Favor de escribir tus comentarios o preguntas aquí. Gracias.
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