Proverbios 4:7
¡Sabiduría ante todo!
¡Adquiere sabiduría!
Y antes que toda posesión,
adquiere entendimiento.
A medida que el mundo
cae en el abismo inmoral que la humanidad busca de forma innata, seríamos
“sabios” si recordáramos las palabras de Salomón: “Adquirid sabiduría. ¡Con
todo lo que tengas, consigue entendimiento!
Hoy en día, las escuelas y universidades de las sociedades occidentales
rara vez “enseñan” conocimientos. Estas instituciones enseñan “ideologías”.
Enseñan su doctrina política preferida. A los niños y jóvenes –la mayor parte
del tiempo en los sistemas educativos preparatorios actuales– no se les enseña
a pensar “críticamente”. No se les enseña a evaluar la verdad de manera
perspicaz. En cambio, se les enseña que no existe una verdad absoluta. Sólo
existe la “perspectiva” o la “doctrina” que uno elige. Esta “mentira” que
propagan las escuelas de las sociedades occidentales de todo el mundo es su
propia “verdad” seductora. La única "verdad" aceptable permitida en
los círculos intelectualmente "informados" de hoy es "no hay
verdad". Lo cual se convierte en su propio mantra egoísta. Y esta
“mentira” propagada como “verdad” se defiende con ira apasionada, violencia y
abuso. Como cristianos, seríamos “sabios” si entendiéramos lo que está
sucediendo en el plan soberano de nuestro Señor y respondiéramos en consecuencia.
Necesitamos aprender la importancia de las palabras de Salomón. No hay
nada que podamos adquirir que sea MÁS IMPORTANTE que la sabiduría. Nada. No
podemos “adquirir” nuestra salvación. Nos lo ha dado nuestro soberano Señor.
Podemos “adquirir” sabiduría. Y deberíamos hacerlo. Ahora. Rápidamente.
“Estudia (diligentemente – el sudor de un atleta olímpico) para mostrarte
aprobado – un trabajador que sabe manejar correctamente la palabra de Dios”. (2
Tim. 2:15) “SI permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos…”
(Jn. 8:13-32). La palabra de Dios tiene numerosos pasajes en el Antiguo y Nuevo
Testamento que proclaman la importancia de conocer Su palabra.
No podemos adquirir “sabiduría” sin conocer Su palabra. 2 Timoteo 3:15
dice: “las sagradas escrituras (la palabra de Dios) pueden hacerte sabio”. Pero
la sabiduría es más que conocer la palabra de Dios. La sabiduría es la
capacidad de discernir lo que Dios quiere porque tememos y anhelamos honrarLo. La sabiduría la da Dios a quienes la piden (y
la buscan).
Otro aspecto prevalente del juicio de Dios sobre la humanidad es el
incesante (y contagioso) narcisismo. Las personas en general están más
centradas en su propia comodidad personal. Esta exigencia de respeto a su
“definición” de vida genera “pereza”. Si la sociedad respeta a todos “tal como
son” – no hay necesidad de aprender o comprender más (de nada). Si alguien no
respeta “mi” definición de “verdad” – tengo “derecho” a gritar en voz alta que
estoy siendo “intimidado”. Y nadie puede cuestionar la acusación. Esto crea su
propio "retraso" mental. Su propia ignorancia. Que nadie puede
desafiar.
Alguien que haya estado en el ministerio durante un par de décadas (o
más) puede ver esta actitud egocéntrica que afecta a los cristianos de hoy. No
están interesados en adquirir sabiduría. La vida es aceptable, la mayor parte
del tiempo, con el método que elijan para percibirla. Este NO es un concepto
bíblico. Es el resultado de una cultura depravada donde se desdeña la
adquisición disciplinada de la verdadera “verdad".
Sería “sabio” tomar en serio la amonestación de Salomón. Dios hizo de Salomón el hombre más sabio que jamás haya existido (1 Reyes 3:9-12). Debemos tomar en serio sus palabras – en este caso inspiradas por el Espíritu Santo. Así que, queridos hermanos y hermanas, escuchen atenta y intensamente la palabra de Dios. OBTENGA sabiduría.
Obtenga comprensión. Hoy. Búscalo continuamente. Más que dinero, comida y todas
las demás cosas que anhelamos tener. Obtén sabiduría. Nuestro Señor
proporcionará el resto si sólo buscamos “primero el reino de Dios y su
justicia”. Nuestro problema es que simplemente no Le creemos. No con nuestras acciones. Creemos que
necesitamos dinero y "cosas". Así que nos levantamos y corremos a
trabajar. Y no pensamos en eso. Deberíamos. Piénsalo mucho.
Tenemos que levantarnos e ir a trabajar. Deberíamos. Pero esto es
secundario. Todos deberíamos levantarnos más temprano y buscar a
Jesucristo primero. Con el corazón abierto y ganas de conocerLo. Él es un buen Dios. Cuando Le “damos” el comienzo de nuestro día – cuando Lo buscamos primero – Él responderá. Él siempre
lo hace. Su carácter es dar. “Es más bienaventurado dar que recibir”. Dale a Él
la primera parte de tu día – búscaLo estudiando Su palabra – primero. ColóqueLo a Él y a Su comprensión por encima de todo lo que tiene y
posee. Y Jesucristo – en Su santidad y bondad inmutables – responderá. Toma
tiempo. Él es paciente. Pero Él responderá (y responde), si tan solo confiamos
en Él mientras aprendemos “sabiduría”.
Favor de escribir comentarios aquí. Gracias.
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