Salmos 119:165
Mucha paz
tienen los que aman Tu ley,
Y nada los hace tropezar.
Este
versículo – de un Salmo que se centra en la importancia de Dios y Su palabra –
Salmo 119 – nos dice claramente que aquellos que aman la “ley” (en este
contexto – “ley” es la palabra de Dios) tienen mucha paz. Si amamos la palabra de Dios, tenemos
paz. No sólo tenemos paz, tenemos mucha
paz.
¿Por
qué tenemos mucha paz si amamos su palabra?
¡Buena pregunta! Sólo “amamos”
la palabra de Dios cuando nos rendimos a ella. Cuando realmente deseamos ser más como Él. Cuando comprendemos profundamente que
nuestros caminos pecaminosos no son beneficiosos para nosotros ni para quienes
nos rodean. Y anhelamos ser más como Él
porque estamos “cansados” de luchar contra el orgullo, la inseguridad y el
egoísmo – estamos “cansados” de quienes somos sin Él. Entendemos profundamente que no hay nada
"bueno" en nosotros. Cuando
creemos esto, aprendemos con humildad y mansedumbre a “amar Su palabra”. Anhelamos descubrir más acerca de cómo vivir
una vida que Lo honre. Y nuestro
paciente y amoroso Señor nos encuentra en nuestro quebrantamiento y comienza a
“mostrarnos” – en Su palabra – QUIÉN ES ÉL.
Un buen DIOS. Un DIOS
paciente. UN DIOS QUIÉN quiere ayudarnos
a hacer lo “correcto” en medio del caos y la agitación. Él quiere que amemos a los demás como ÉL nos
ama. Y aprendemos a amarlo a ÉL y SU
palabra porque ambos brindan luz – claridad.
Y ÉL
es luz. (Sal.119:105) ÉL nos ayuda a
“ver” (comprender) dónde “tropezamos” nosotros mismos. ¿Cree usted que es un accidente que los
padres que hoy arriesgarían a sus hijos en las escuelas públicas de los Estados
Unidos tengan un conocimiento limitado de la palabra de Dios? Ellos “tropiezan” y ayudan a sus hijos a
“tropezar” y ni siquiera se dan cuenta.
No han llegado al punto de amar la palabra de Dios (o si han llegado – es
muy reciente y hay mucho que aprender – rápidamente.) Porque sus hijos están en peligro real y presente cada día que assisten estas escuelas de maldad abierta.
Es impresionante
cuánto nos convence nuestra “carne” de que tenemos “paz” cuando sólo nos
engañamos a nosotros mismos. Cualquier
padre que tenga un hijo en una escuela pública en los Estados Unidos hoy no
tendrá paz. Porque espiritualmente
hablando, no hay paz que puedan tener.
Las escuelas en Estados Unidos quieren destruir a los niños. Destruirlos moralmente. Y los adultos (maestros y líderes) de las
escuelas hacen un esfuerzo consciente para lograr este objetivo. Música secular a todo volumen, condones disponibles
para niños de diez años (y mayores), clases sobre homosexualidad, abortos para
cualquier niño sin informar a los padres – todo esto sucederá mañana por la
mañana en los Estados Unidos – en todo este país. Y cualquier padre que coloque a su hijo en
este caos espiritual no ama la palabra de Dios.
Entonces ellos (y sus hijos) tropiezan y caen. La insistencia en una vida “conveniente”
causa un gran daño – un gran dolor.
Necesitamos
entender la diferencia entre “paz” y esfuerzo.
Este versículo de ninguna manera afirma que la “paz” de Dios no requiere
esfuerzo. Su “paz” llega cuando Le
servimos. Mientras “hacemos” las cosas
que Él quiere que hagamos. Como amamos a
los demás como Él nos ama a nosotros. Su
“paz” requiere que pensemos en los demás antes de pensar en nosotros
mismos. La palabra de Dios y nuestro
“amor” por ella nos hará “hacer” cosas.
Las “cosas” que Lo honran. Y que
pensemos especialmente en los niños. Los
inocentes. Los vulnerables. Y mientras hacemos nuestro débil “esfuerzo”
por “hacer” lo correcto, nuestro Señor interviene soberanamente y llena los huecos.
Nuestro
mejor esfuerzo por “hacer” lo “correcto” es – ante nuestro santo Señor – como
un trapo menstrual tirado a un lado en los tiempos antiguos de Israel. (Is.
64:6) PERO – nuestro intento de hacer lo
“correcto” – en este caso “amar Su palabra” significa MUCHO para nuestro
Señor. Él sabe que somos débiles. Y Él toma nuestro intento y lo magnifica para
Su gloria. ÉL protegerá a nuestros hijos
y los ayudará a desarrollarse espiritual e intelectualmente SI simplemente
damos el primer paso y aceptamos la responsabilidad por ellos. Si elegimos velar por su bienestar. Y los
protegemos del daño y peligro moral.
Y los que aman la
palabra de Dios “harán” mucho. Esta vida
caída no es una vida de descanso. Es una
vida de trabajo tedioso. Porque vivimos
en un mundo caído con pecadores (algunos perdonados – otros no perdonados) por
todas partes. Pero si amamos la palabra
de Dios y amamos a los demás como Él nos amó primero, tendremos paz. Habrá “una calma tranquila” en nuestros hogares. Esto no es algo que podamos “hacer”. Es algo que Él causa cuando Él es
honrado. Cuando Su reino se coloca en
primer lugar. El hogar empieza a
“brillar” con una luz imperceptible (para nosotros). Y “sentimos” esta luz. Y “percibimos” el mal antes de que
llegue. Y nos preparamos. Y no “tropezamos”. Cosas “malas” todavía nos sucederán a
nosotros y a nuestro alrededor que amamos Su palabra. Pero estas cosas “malas” no serán el
resultado de decisiones “malas”. Después
de todo, todavía vivimos en una vida caída.
Y confiamos en Él. Él es un buen DIOS.
Salmos 119:165
Mucha paz tienen los que aman Tu ley,
Y nada los hace tropezar.
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