Proverbios 19:17
El que se apiada del pobre
presta al Señor,
Y Él lo recompensará por su buena obra.
La
economía del Dios vivo es “casi” lo opuesto a la economía de la humanidad
caída. Nosotros (los humanos caídos)
queremos respetar y ganar la atención de aquellos que tienen dinero y poder. El Creador de todo lo que vemos y conocemos
tiene una perspectiva completamente (por favor piense en la palabra,
completamente) diferente. TODO – cada
átomo, molécula, pensamiento, idea – TODO – Le pertenece a ÉL. No hay nada que pueda existir sin que Él haya
sido la “causa” última. No entendemos el
“mal” y la Biblia es clara – ÉL no tienta a nadie – pero el mal no podría
existir sin Su permiso. A ÉL no le
preocupa la riqueza de ninguna persona o país. ÉL distribuye la riqueza como ÉL
elige. (Por favor, mire el fuerte declive
venidero de los Estados Unidos de América como un claro ejemplo de cómo ÉL
eleva y derriba a naciones y personas.)
¿Y qué
nos pide el Señor vivo que hagamos con las “riquezas” que nos ha
“prestado”? ÉL nos pide que “busquemos
primero Su reino” y todo lo demás será añadido.
¿Y qué “hacemos” cuando buscamos Su reino primero? Construimos una relación más fuerte con
nuestro Señor y Salvador – Jesucristo. Y
buscamos a los “pobres” en esta vida.
“Pobre”
puede tener muchas connotaciones.
Cualquier persona en cualquier lugar del espectro económico – desde los
más ricos hasta los más pobres – puede ser “pobre” de espíritu. En esta verdad condensada, este “proverbio”,
Dios nos dice que evangelicemos a todos, ricos y pobres. TODOS necesitan conocerLo. Y – en Su gracia – Él vino a nosotros de la
manera más pobre que podamos imaginar.
Dios “nació de mujer” para poder morir en nuestro lugar. Somos perdonados porque Jesucristo – el Señor
de todos – se hizo pobre. Él se
“humilló” de maneras que nosotros, los humanos limitados y caídos, no podemos
comprender. DIOS vino a nosotros –
envuelto en carne humana – limitó Su omnisciencia – y fue “guiado por el
Espíritu” (Mateo 4:1). Dios confiando en
Sí Mismo (el Espíritu guiando al Hijo).
Lo leemos – lo reflexionamos – y no lo entendemos. Pero podemos entender – por la manera en que
nuestro Señor vino a este mundo a través de una pareja pobre y desconocida en
un pequeño pueblo en una zona desértica – que nuestro Señor respeta las
circunstancias humildes. Y Él nos pide
que hagamos lo mismo.
“Buscad
a los pobres”. Honrarlos. Nuestro Señor vino a nosotros porque éramos
peores que pobres. Éramos indigentes. “Indigente” no tiene nada. Eramos “espiritualmente” en
bancarrota. Muerto. Frito.
Sin esperanza. Y ÉL vino. Para que Él pudiera hacernos ricos. Eternamente rico en Su amor y gracia. Y Él ha
hecho esto por nosotros. Somos
eternamente (para siempre) ricos. Somos
Sus hijos adoptivos.
Como
resultado de recibir “gratuitamente” una eternidad con Él, nos pide que seamos
“generosos” con las riquezas materiales que Él nos ha “prestado”. (NUNCA será
nuestro). Sea “generoso” con los
pobres. Ayúdalos. Ayúdelos a conseguir las “cosas” que
necesitan. Y mientras los ayudamos, Lo
honramos. "Actuamos" como Él.
¿Y qué
dice el resto de esta verdad condensada (proverbio)? Si haremos esto. Si “honramos” a los pobres y somos bondadosos
con ellos, Él nos lo pagará. Piensa en
eso. Dios nos creó. Todo lo que vemos Le pertenece a Él. Cada cosa.
Y Él nos dice en este proverbio – Su palabra – que Él nos recompensará
por usar lo que es Suyo – nuestra riqueza material o espiritual – para ayudar a
los “pobres”. A nuestro Dios le encanta
dar. Nos “presta” materiales para
usar. Nuestros cuerpos, nuestras mentes,
nuestro dinero – TODO Le pertenece a Él.
Y Él espera pacientemente para “observar” cuánto confiamos en Él con Sus
cosas. Conozco a muchos cristianos que
continúan “ganando dinero” y comprando todo lo que pueden. Y eso está bien. Cuando dejen esta vida – pasarán por un fuego
– todavía salvos – pero con poco que mostrar.
O – podemos “entender” – no somos “dueños” de nada en esta vida. Nada.
Y podemos ser generosos con los “pobres” con la poca “riqueza” que Él
nos ha prestado. Si somos generosos, Él
nos lo pagará en Su tiempo. “ES MÁS
BENDECIDO DAR QUE RECIBIR”.
"Pensemos"
en esto un poco más. Somos criaturas
“temporales”. Vivimos 80 años, más o
menos. Cuando somos bondadosos con los
pobres, tomamos las cosas “temporales” (el esfuerzo espiritual o la riqueza
física) y las convertimos en bendiciones eternas. Piénselo.
Cuando honramos a nuestro Señor y nos volvemos “generosos” con las cosas
que nunca serán nuestras, Él nos promete recompensas eternas con Él. Nos volvemos eternamente más ricos a medida
que “aprendemos” a vivir para Él y no para nosotros mismos. Tomen su “riqueza” material y gástenla
–hermanos y hermanas– en aquellos que tienen menos. Ámalos.
Ayúdalos. Y nuestro Señor promete
pagar.
Así
que, mis queridos hermanos y hermanas, no seas generosos con aquellos que
tienen más o tanto como tú, ellos os lo pagarán en esta vida caída. Sé generoso con aquellos que nunca podrán
pagarte en esta vida. Ofrezca salvación
a un pecador “perdido”. Da dinero y
recursos a aquellos que no pueden pagarte.
Y nuestro Señor en el cielo promete pagarte – en Su tiempo y en Su
manera de pagarte. Debemos "caminar
por fe, no por vista". (2 Cor. 5:7) Cuando vivamos esto, seremos generosos
con aquellos que no pueden pagar. Y
disfrutaremos haciéndolo.
El que se apiada del pobre
presta al Señor,
Y Él lo recompensará por su buena obra.
Favor de escribir comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete