2 Corintios 12:10
Por eso me complazco
en
las debilidades,
en insultos, en privaciones,
en persecuciones y en angustias
por amor a Cristo,
porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte.
Por eso
– cuando leemos "por eso (por lo tanto)" en la palabra de Dios,
debemos analizar las ideas previas y determinar la razón por la que se usa.
Pablo usa estas palabras con frecuencia. Desarrolla sus argumentos en un pasaje o
carta y luego aplica verdades teológicas con "por eso".
Esto también ocurre en 2 Corintios 12:10. En los versículos anteriores, Pablo
mencionó un "aguijón en la carne" y su profundo deseo de que el Señor
se lo quitara. Cuando comprendió (después de solo tres peticiones) que el Señor
no se lo quitaría, comprendió el propósito de este aguijón. La debilidad de
Pablo – la gloria de Cristo.
Así,
en el versículo 10, Pablo reafirma su deseo de ser útil al Señor. Si, en su
debilidad, Pablo podía glorificar más a Jesucristo, deseaba ser débil en todos
los aspectos.
Nos
surge de inmediato una pregunta “razonable” (racional / pensativo) ¿Cuál es tu meta
en esta vida? La meta de Pablo era honrar a Jesucristo. Pablo comprendió que
era pecador – salvo por gracia. Salvo eternamente – por la gracia de nuestro
Señor Jesucristo. Y Pablo vivió para honrar al Señor. Su meta era vivir en este
mundo caído reconociendo el valor eterno de lo que nuestro Señor logró en la
cruz.
Jesucristo
se envolvió en carne porque SU meta era "salvarnos" de la eternidad
en el infierno que merecemos. "el cual, aunque existía en forma de Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó
a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y
hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte de cruz." (Fil.
2:6-8) Jesucristo sufrió la humildad de la cruz, menospreciando la vergüenza,
porque ÉL nos amó. SU amor LO movió a sufrir un dolor espiritual (castigo) que
nunca entenderemos. Sólo DIOS podría
soportar tal castigo. DIOS envuelto en
carne humana. Jesucristo – colgado en
una cruz.
¿Qué
tan importante es la eternidad para ti? Respondemos a esta pregunta a diario –
con nuestras vidas. No con lo que "decimos" en domingo – sino con lo
que "hacemos y decimos" de lunes a sábado. ¿En quién piensas mientras
que “ocupas” el día? Si tu objetivo es la comodidad inmediata para ti y tu
familia – es más necesario pensar en la "eternidad". Porque no hay
nada más importante que la eternidad. En este mundo caído y maldito – esto es
la única esperanza que tenemos – la salvación en Jesucristo. Y nuestro Señor
sufrió tremendamente - como Dios envuelto en carne humana - para que pudiéramos
ser "salvos".
Y Él nos pide que seamos “débiles” – para poder
demostrar Su fuerza en nosotros y a través de nosotros. En nuestra debilidad –
Él es fuerte. “Mi poder se perfecciona en la debilidad”
(2 Cor. 12:9). Es difícil “morir a uno mismo”. También es doloroso. No queremos
“morir”. PERO – cuando intentamos hacer
lo imposible – “morir a uno mismo” – nuestro Señor interviene con gracia y nos
ayuda. Él sabe que no sabemos “cómo” morir. Él sabe que no “queremos” morir. Al intentar obedecer – Él provee paz y
fortaleza. Al aprender a “morir” más
profundamente – nuestra dependencia en Él aumenta. Y aprendemos a disfrutar del
desprecio de los demás. Aprendemos, como Pablo, que cuando somos débiles, Su
poder se perfecciona. Nuestro deseo de honrar a Jesucristo se profundiza. Y
apreciamos más profundamente Su gracia. Anhelamos estar con Él – en Su
presencia – para siempre. Y SU meta se convierte en “quiénes” somos – pecadores
salvados por una gracia maravillosa. Y disfrutamos siendo los débiles que somos
– para SU gloria.
Por eso me complazco
en
las debilidades, en insultos, en privaciones,
en persecuciones y en angustias
por amor a Cristo,
porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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