Salmo
119:165
Mucha paz tienen los que aman Tu ley,
Y nada los hace tropezar.
¡Este versículo
suena maravilloso! Me encanta vivir en “paz”. Hay un significado y un consuelo
en la vida para quienes están en “paz con DIOS” que otros seres humanos (sin
perdón) jamás conocerán. Tenemos “paz con DIOS” porque Jesucristo nació (ver
Lucas 2:14) “como un hombre” para morir por nuestros pecados (2 Corintios
5:21). ¡Paz! “La paz con DIOS” es una experiencia maravillosa en este mundo
caído y cruel.
Pero espera un
minuto… Este versículo requiere algo de “mí” para vivir continuamente “en” la
“paz de DIOS”. Necesito “aprender” a “amar SU ley”. La ley
de DIOS fue dada para convencer a los humanos de su estado pecaminoso. (En el
Nuevo Testamento, Pablo discute este tema extensamente en el libro de Romanos
[ver especialmente Romanos 4-8]). Según Pablo, el resultado de la convicción del
pecado por el ESPÍRITU SANTO es la libertad espiritual en JESUCRISTO para
aquellos que “creen”. Somos “justificados” y eternamente perdonados por nuestra
creencia en ÉL. Entonces, hay una batalla continua entre mi “carne” (que no
quiere “sentirse” convencida) y el ESPÍRITU SANTO que mora en mí (QUIEN quiere
“liberarme” de mis caminos pecaminosos para servir a JESUCRISTO).
Al decidir “morir
a mí mismo” (permitir que mi carne aguanta la convicción de sus deseos
pecaminosos) y estudiar SU palabra – mi capacidad de disfrutar “la paz de DIOS”
se profundiza – se vuelve más constante. Mientras que experimento “la paz de DIOS”
en mi propio corazón y alma, y al
compartirla con mi familia inmediata y mis hermanos y hermanas en Cristo –
aprendo a “amar aún más SU ley”.
Quiero “estudiar” y CONOCER SU ley más profundamente, porque
al comprender “quién” soy - en ÉL – “la paz de DIOS” en mi
vida se experimenta y se comparte con otros con mayor facilidad. Y mi amor
por SU ley sigue creciendo.
A medida que
aprendo a amar la ley de DIOS – mi
obediencia ocurre sin que yo sea consciente de ello. Mi justicia es mayor que
la de los fariseos (Mateo 5:20 - ¡Y ellos realmente se esforzaron!). No porque
tome decisiones "conscientes" para ser "bueno", sino porque
el amor y la paz de DIOS brotan de mi
corazón. La justicia no es algo que tengamos que "ejercitar". Si amamos
la ley de DIOS y permitimos que el ESPÍRITU SANTO
nos "llene" – nuestra justicia no se detiene. SOMOS justos por
nuestra "creencia" y confianza en ÉL. Y no tropiezo
porque mi camino está iluminado (Salmo 119:105). Anhelo SU voluntad en mi vida
porque SU ley es más importante para mí que mi "carne". Y mi anhelo
por someterme a ÉL con más frecuencia. Porque SU ley es buena. La
"paz de DIOS" es un buen lugar para pasar el resto de hoy. Rendido a
ÉL y al deseo de “conocerLO” mejor por el estudio SU palabra – todos los días. ¡¡¡Nuestro DIOS es un DIOS muy, muy BUENO!!!
Mucha paz tienen los que aman Tu ley,
Y nada los hace tropezar.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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