Efesios
2:19
Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros,
sino que son
conciudadanos de los santos
y son de la familia de Dios.
Ya no somos
extranjeros ni forasteros… Nuestro pecado nos separó del DIOS vivo y santo.
Estábamos perdidos. No teníamos esperanza. No entendíamos lo que habíamos hecho
porque estábamos cegados por nuestro egocentrismo – nuestro orgullo. Nuestros
corazones aún latían, nuestros cerebros aún funcionaban – pero estábamos
“muertos” en nuestros pecados y transgresiones (Efesios 2:1). Éramos incapaces
de “arreglar” la separación entre nosotros y DIOS.
Pero DIOS – en SU
plan eterno y SU amor “ágape” – decidió restaurarnos – “salvar”nos de la
condenación eterna. Efesios 2:8 declara: “Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de DIOS”. DIOS nos amó y
murió por nosotros mientras pecábamos contra ÉL (Romanos 5:8). No hicimos nada
para “ganar” o merecer SU amor.
Por SU gracia –
somos “nuevos seres”. Hemos “nacido de nuevo”. Y nos cuesta definir “quién” es
este nuevo ser porque no estudiamos ni meditamos en ÉL ni en SU palabra. La
“nueva persona” que DIOS creó en nosotros es un “conciudadano de los santos”.
Hemos sido hechos santos. ÉL nos imputó SU justicia perfecta en el momento en
que “nacimos de nuevo”. No lo “vemos”. Nos cuesta creerlo porque aún “pecamos”.
Para un DIOS que existe fuera del tiempo
– ÉL disfruta de los seres perfectos que “somos” dentro de 10,000 años. (Y ÉL
apreciaría que nos uniéramos a ÉL para “ser” más perfectos por confiar más en
el ESPÍRITU SANTO y menos en nuestra naturaleza pecaminosa "hoy". 😊) ÉL SABE lo que ha hecho por (y en) nosotros.
Tenemos nuestra
ciudadanía en el cielo. Un día – después de que JESUCRISTO haya reinado en
Jerusalén durante mil años – esta creación se derretirá. En ese día –
comprenderemos perfectamente lo que nuestro SEÑOR ha hecho. Aparecerán el cielo
nuevo y la tierra nueva. Y somos ciudadanos de “ese” lugar AHORA. Hoy. Nuestros
nombres fueron escritos en el libro de la VIDA antes del comienzo del mundo. Y
nuestros nombres prueban nuestra ciudadanía en el cielo nuevo y la tierra nueva
(Apocalipsis 17:8). DIOS SABE SU plan para nosotros. ÉL simplemente quiere que
respondamos como corresponde. Debemos honrarLO y agradecerLE con nuestras vidas
mientras estemos aquí en este mundo caído y condenado.
El ESPÍRITU SANTO
dirigió Pablo que añada una imagen cariñosa a la descripción de "quiénes
somos" para terminar este versículo – "somos de la familia de
DIOS". Nuestro "HOGAR" no está aquí. Y sería prudente que
dejáramos de intentar construir nuestros hogares aquí – donde Satanás es el
príncipe del aire. La mayoría de los cristianos del siglo XXI en el hemisferio
occidental ni siquiera comprenden "QUIÉNES" son. Si lo comprendieran –
darían más de sí mismos y de su dinero para ayudar a sus hermanos y hermanas
eternos (y necesitados) a tener una vida un poco mejor en este mundo caído. No estamos en nuestro "hogar" -
todavía. Vamos a nuestro "hogar" cuando dejamos este mundo caído y
condenado. Pertenecemos a la familia de DIOS. Él es nuestro PADRE eterno. Y SU
HIJO nos llama SUS hermanos y hermanas. LE pertenecemos. Y podemos “mostrar” al
mundo nuestra gratitud por lo que ÉL ha hecho hoy. Todo el día. Mientras que
vivimos por y para ÉL.
Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros,
sino que son conciudadanos de los santos
y son de la familia de Dios.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete