Saturday, October 11, 2025

El Silencio Bendice

Salmos 62:1 Para el director del coro; según Jedutún. Salmo de David. 
En Dios solamente espera 
en silencio mi alma; 
De Él viene mi salvación.

EN silencio. El silencio no es una experiencia que la mayoría de nosotros “conozcamos”. Es un estado de SER que la mayoría de las personas “en esta vida siempre entretenida y distraída” evitan intensamente. Sufrimos al evitar insistentemente el silencio. Con el paso de las décadas, los jóvenes se sienten más “amenazados” por el silencio. No entienden ni empiezan a saber cómo pensar críticamente sobre nada – y mucho menos sobre DIOS. Y no entienden el silencio. La mayoría (casi todos) de “los cristianos” que conozco se ubican en el grupo “de quienes evitan el silencio a toda costa”. Es difícil estar con ellos durante un período prolongado. No pueden estar quietos. Deben hablar / ver / hacer algo O se les caerá el cielo encima. Hay poca o ninguna paz. Hay mucho ruido. Dentro y alrededor de sus vidas. Y uno puede “sentirlo”.

Necesitan “ruido” porque el silencio es doloroso. El silencio requiere reflexión. La reflexión nos lleva a considerar nuestra condición con mayor claridad – con mayor sinceridad. Y los resultados de dicha reflexión no son agradables. NO somos quienes quisiéramos SER. Y mientras el SEÑOR escudriña nuestros corazones – en silencio – no nos sentimos cómodos. Porque seguimos siendo pecadores. Seguimos distraídos y egocéntricos. Y NO disfrutamos que ÉL nos recuerde “quiénes” SOMOS.

PERO - los resultados del escrutinio de DIOS son BUENOS. A medida que nuestra comprensión de nosotros mismos se vuelve más honesta, disfrutamos de una “paz” más profunda con ÉL. Entendemos que SU gracia y SU amor son más profundos que nuestros corazones pecaminosos. Y aprendemos a “disfrutar” del silencio ante nuestro SEÑOR. Aprendemos a “dar la bienvenida” a la incomodidad que sentimos cuando ÉL nos muestra nuestra confusión. En nuestra incomodidad / dolor / vergüenza somos sanados. Nuestra relación con ÉL se hace más sana – más genuina. Y aprendemos a “disfrutar” de la sinceridad. Aprendemos que ÉL ES BUENO. Y es BUENO guardar SILENCIO ante ÉL.

Y nos volvemos personas más tranquilas y silenciosas. No queremos las distracciones que otros buscan con tanta desesperación e incesantemente. Preferimos ESTAR cerca de DIOS. SU presencia se convierte en un consuelo – no en una carga. Y “crecemos como árbol plantado junto a un río” (Salmo 1:2-3). Y nuestro entendimiento que nuestra salvación eterna viene de ÉL nos da esperanza. Nos mantenemos enfocados en la eternidad porque el “AHORA” NO es agradable. El “AHORA” está lleno de pecado y gente pecadora. El “AHORA” sería cambiado permanentemente. Cuando ÉL decida acabar con la parte pecaminosa de SU creación.

Nuestra ESPERANZA ESTÁ EN ÉL. No en nosotros mismos ni en nuestros corazones pecaminosos. Nuestra ESPERANZA es SU salvación DE estos cuerpos pecaminosos y circunstancias pecaminosas. Y David – hace 3000 años – lo entendió. David CONOCIÓ el silencio mientras observaba las ovejas en los campos de Israel. CONOCIÓ la paz que nuestro SEÑOR le proveía. Y él SABÍA que su ESPERANZA estaba en DIOS. No en sí mismo ni en su reinado. David tenía toda la autoridad que uno podría tener en esta vida – y la rechazó. Se centró en el DIOS de su salvación. En silencio. Humilde. Buscando. Sincero. Soportando la vergüenza. Rescatado. Perdonado. Amado.
En Dios solamente espera 
en silencio mi alma; 
De Él viene mi salvación.

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