La Biblia, en numerosos pasajes, nos instruye a "obtener sabiduría" y luego "construir nuestra casa sobre ella". La primera pregunta obvia para un creyente que quiere ser sabio es: "¿Cómo?"
Nuestro Creador impenetrable, eterno, amoroso y misericordioso ha explicado "cómo". Primero pedimos por la sabiduría. Esto requiere dependencia de Él. No podemos preguntar con arrogancia. Dios odia el orgullo. No podemos pedir como si nuestro Creador nos debiera "sabiduría": no somos Sus iguales. Debemos pedir sabiduría entendiendo que no somos - y nunca seremos - sabios sin Él. Nuestra actitud indiferente hacia nuestro santo Creador es un problema. No somos como Él. Él no es como nosotros. Estamos hechos a Su imagen - por Él - sí. Pero nunca, jamás, en la eternidad, seremos Sus iguales.
El paso 2 es la parte con la que nuestra iglesia (y la mayoría de los creyentes) luchan. Si queremos ser sabios, debemos estudiar y meditar en Su palabra. Dios creó la sabiduría antes de crear la creación. Se nos permite comprender algo de Su sabiduría porque permitió que los seres humanos escribieran Sus pensamientos. Las palabras que leemos en la Biblia son los pensamientos de Dios. Él nos instruye en muchos pasajes a aprender y meditar en Su palabra. Cuesta. Su palabra penetra en nuestros corazones y almas. No deja lugar a que nuestra carne justifique su necedad. Por eso no estudiamos. No reconocemos (ni queremos lidiar con) la necesidad de que nuestra carne muera.
Proverbios 24:3-4 nos instruye a construir nuestra casa con sabiduría. Para construir algo, tenemos que planificar. Para construir una casa con sabiduría, debemos pensar en el "cómo". La palabra de Dios debería ser parte de "cómo" entendemos todo. Cuando nuestros hogares se llenan de percibir todo lo que nos sucede a nosotros y a nuestro alrededor en base a la palabra y los principios de Dios, cada persona en ese hogar "aprenderá" a reflexionar en Dios sin siquiera pensar en ello. Este método de pensamiento se convierte en "quién" es la familia. Esto es sabio.
La siguiente obligación en Proverbios 24:3-4 al construir "nuestra casa" es ser prudentes:
Discernimiento cuidadoso y sabio; la evitación de conductas o palabras imprudentes; la
buena gestión de talentos y recursos y la demostración de tacto y sabiduría en las relaciones con otras
personas.
Nuestro comportamiento
"en casa" con nuestra familia inmediata afecta nuestras relaciones con todos. En nuestros momentos más vulnerables e íntimos, demostramos "quienes somos." Necesitamos aprender autodisciplina en este momento. Que respondamos con
palabras apropiadas y sabias.
Si somos hijos e hijas de Dios reflexivos, aprendemos a depender de Él. Depender. Esto significa que no confiamos en nuestra capacidad para resolver problemas. Dependemos de Jesús y su gracia en tiempos de necesidad.
Después de que aprendemos a depender (porque estamos destrozados), aprendemos a "acustumbrarnos
a ser débiles". En nuestra debilidad, Él es fuerte.
Esto nos lleva a Proverbios 24:10. Si somos débiles y confiamos en Jesús antes de que aparezca
la "presión", no fracasaremos bajo la presión.Es decir, en las dificultades y los problemas, ya sabemos
confiar en Jesús, seremos capaces de soportar el dolor y el problema.
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