El Contraste - Mucho y Nada

Juan 15:5

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; 

el que permanece en Mí y Yo en él, 

ese da mucho fruto, 

porque separados de Mí 

nada pueden hacer.  

Jesús pronunció las palabras de Juan 15 la noche antes de ser crucificado. Estos fueron algunos de los últimos pensamientos que compartiría con sus mejores amigos antes de su muerte y entierro. Quería que recordaran dónde debían concentrar su energía y sus pensamientos: en Él.

El que permanece apegado a mí dará mucho fruto. Cuando aprendemos la palabra de Dios (2 Tim. 2:15) y la compartimos con Él (1 Tes. 5:17), “permanecemos en Él”. Esto no sucede automáticamente porque seamos personas “agradables”. Eso no es permanecer en Él. “Permanecemos” en Él cuando tomamos la decisión consciente de ser conscientes de que Él está allí, en nuestros pensamientos. Esperando pacientemente a la puerta (Apocalipsis 3) de nuestro corazón, si tan solo Lo respetamos lo suficiente como para dejarLo entrar y “pensar en Él” mientras hablamos con los demás o avanzamos en esta vida. La persona que haga esto dará MUCHO fruto. La persona que viva esto tendrá MUCHO que mostrar en el cielo – para siempre.

Ahora veamos el contraste que ofrece Jesús – cuando estamos separados de Él – cuando no pensamos conscientemente en Él – cuando no abrimos nuestro corazón – no estamos haciendo NADA. Todo el “bien” que creemos haber hecho y que hicimos para demostrarnos a nosotros mismos y a los demás que éramos buenos y no porque Él quisiera que lo hiciéramos, no es nada.  Cero.  

Pasamos MUCHO tiempo sin hacer nada.

Y no queremos reconocerlo.  A nuestro peligro.

No queremos reconocerlo porque queremos creer que somos mejores de lo que somos. Todos necesitamos ayuda para permanecer en Él. Tenemos que confiar en el Espíritu Santo todo el tiempo para intentar lograr lo que Dios quiere para nosotros. No podemos hacer esto solos. Ni una vez.

El contraste es claro. O estamos “en” Cristo o no lo estamos. No existe un área gris de “bien” porque no estamos cometiendo pecado según nuestros criterios. O confiamos en Él y abrimos nuestro corazón y nuestra mente para permitirLe que nos guíe o no lo hacemos. Lo maravilloso de Jesús es que, cuando estamos quebrantados, cuando nos damos cuenta de que no podemos hacer el bien sin Él, nuestras vidas se vuelven aún mejores y más placenteras porque simplemente confiamos profundamente en Él y no confiamos en nuestro propio entendimiento (Pro .3:5-6).  Estar quebrado. Vuélvete como un niño y "comprende que no entiendes Sus caminos" y Él te mostrará el camino.  Su camino.  No nuestro.  

Un contraste claro.  Como el cristal.  

Nada confundido ni mezclado.  (Como estamos acostumbrados.)

El contraste es sorprendentemente claro. No puede haber confusión. Servimos a Jesucristo o no. Dios nos ayude a servirle a Él y a los demás hoy.