Lucas 2:7
Y dio a luz a su Hijo primogénito;
Es importante aprender
acerca de Dios no sólo en lo que nos dice en la Biblia sino también en lo que
decide no decirnos. El nacimiento de Jesús es un ejemplo de aquello en lo que
Dios decide no centrarse. El hecho de que “Dios nació” –se humilló a sí mismo
para nacer de una mujer– está más allá de nuestra comprensión. Realmente no
entendemos lo que significa cuando decimos: "Emanuel, Dios con
nosotros" (Mt. 1:23). Jesucristo permitió que Su deidad fuera envuelta en
carne humana. Salió por el canal de parto de María exactamente como todos los
bebés que nacen de forma natural. Cuando María y José tomaron al bebé recién nacido y
comenzaron a limpiarle la mucosa y la sangre, estaban limpiando a Dios. No
entendemos lo que significa limpiar a Dios. Pero eso es lo que hicieron.
Jesucristo nació de una mujer. Dios no se centró mucho en este hecho.
Dios demuestra claramente que –aunque no entendamos lo que significa que Dios
nació– lo importante para nosotros es que Él murió por nuestros pecados. Hay
mucha más información sobre la muerte de Jesucristo y el significado de la
misma. Su muerte es el foco de más de la mitad de la información que recibimos
de los Evangelios. Dios nos muestra que la muerte de Jesucristo es más
importante para nosotros que Su nacimiento por el volumen de información que
encontramos en la Biblia.
Si bien Dios no dedica casi tiempo (ni tinta) a explicar el nacimiento
de Jesucristo, debemos estar agradecidos por Su nacimiento. Dios se humilló –
mucho más de lo que podemos entender – y nació de una mujer.
¡Alabado sea Dios por su don indescriptible! (2 Cor. 9:15) La muerte
física de Su único Hijo (nacido de mujer) para nuestro perdón eterno.
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