Filipenses 2:5-7
Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también
en Cristo Jesús:
Existiendo en forma de Dios,
él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse;
sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo,
haciéndose semejante a los hombres,
¿Quién eres?
Esa es la
pregunta...
Pasamos nuestros años de infancia aprendiendo nuestro idioma, nuestra
cultura (comer esta comida, hacer estas cosas de esta manera, vestirnos así,
etc.). Nuestros padres nos dan nombres. Nuestras experiencias y personalidades
nos definen y moldean.
Entonces, en algún lugar de nuestras vidas, Dios en Su plan
predeterminado interviene. Ya no somos la “persona” a la que nuestras familias dedicaron tanto
tiempo y esfuerzo a cuidar, criarnos de acuerdo con sus “estándares”, gastar
sudor y dinero para ayudarnos desarrollar. Ya no somos “esa persona”. Hemos
“nacido de nuevo”. Hay un NUEVO SER dentro. Hemos sido transformados
completamente en seres eternamente perfectos. No podemos verlo todavía – pero
la NUEVA PERSONA está ahí – dentro – tratando de desarrollarse basado en
la palabra de Dios – no en lo que nuestras familias todavía insisten. No en
lo que nuestra cultura quiere que seamos. Somos NUEVOS.
Ahora - “Haya en ustedes esta manera de pensar...” (v. 5)
Aquí es donde entra en juego el “despojandose” de Jesús. No podemos
entender lo que hizo Dios cuando se despojó y se hizo hombre. Jesús alteró Su
Ser existencial de algunas maneras que no entendemos. Todavía era plenamente
Dios. Pero – Él era completamente Dios con algunas limitaciones autoimpuestas.
“Creció en sabiduría y estatura” (Lu. 2:52). ¿Cómo puede Dios crecer en sabiduría? Él no
sabía cuándo iba a regresar – “sólo el Padre lo sabe”. (Mt. 24:36) Ciertamente
ahora lo sabe. Mientras estuvo aquí en la tierra en carne, no lo sabía. Él
nunca perdió Su deidad – Su piedad. Pero, cuando se vistió de carne, limitó
algunos aspectos de sí mismo de maneras que no podemos entender. Todavía sabía
ciertas cosas sobre el futuro, podía caminar sobre el agua, sanaba a otros y
los demonios sabían que era Dios. Pero Él “se despojó a sí mismo".
Y ahora, Jesús nos pide que nos neguemos (despojemos) a nosotros mismos,
que tomemos nuestras cruces diariamente y Lo sigamos (Lucas 9:23). Después de
“nacer de nuevo” – después de convertirnos en NUEVOS SERES por dentro – Jesús
nos pide que dejemos el esfuerzo que nuestros padres y familias han hecho, que
dejemos las normas culturales que conocemos y con las que nos sentimos cómodos,
que dejemos los deseos de este mundo caído – retomemos nuestras cruces (nos despojemos)
DIARIAMENTE – y seguirLo.
De lo único que podemos estar seguros es de que NO SABEMOS lo que quiere
Jesús. Él quiere que “Lo sigamos”. No podemos saber qué significa eso si no sabemos lo
que dice Su palabra. El deseo de seguir verdaderamente a Jesús impone al
creyente la clara carga de CONOCER Su palabra.
Podemos CONOCER a JESÚS a medida
que
aprendemos sobre ÉL en SU PALABRA.
A Jesús se le llama la PALABRA en
Apocalipsis 19:13. A medida que conocemos la PALABRA de DIOS, nos acercamos más
a JESÚS. A medida que nos acercamos más a Jesús, estamos más equipados para
seguirlo a Él y no a nuestra carne. Así que “neguemos (despojémonos) a nosotros
mismos” y “sigámoslo".
Amén.
Favor de escribir tus comentarios o preguntas aquí. Gracias.
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