Efesios 1:3-4
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales.
Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha delante de él.
Pablo comienza su carta
(dirigido por el Espíritu Santo) a la iglesia en Efeso con la noticia más grande que jamás
recibiremos. El Dios de la creación eligió, desde antes de que comenzara el
tiempo, bendecirnos en los lugares celestiales (no en esta tierra). Nosotros
(aquellos de nosotros que somos “salvos”) debemos ser presentados ante Él
“santos y sin mancha”. Y no hicimos nada para merecer esto. Dios eligió hacer
esto para demostrar Su carácter, Su capacidad de amar libremente, Su santidad
que anhela compartir con Sus elegidos.
Esto es todo lo que necesitamos saber para “regocijarnos sin cesar”.
Somos elegidos y nuestra vida eterna está completa. No dependen de nuestras
“buenas obras” o la cantidad de pecados que no hemos (o hemos) cometido. Iremos al cielo a pesar de quiénes somos, no por lo que hacemos.
Dios quiere que respondamos a su abrumadora declaración con vidas que
anhelan dar para Su gloria. Nos ha dado la eternidad con Él. En respuesta, Él
nos pide que “moramos a nosotros mismos” y vivamos para Él. Este sufrimiento
momentáneo (2 Cor. 4:17) – mientras nos negamos a nosotros mismos - para Él no es nada en
comparación con una eternidad en el cielo. Dios pide muy poco por haber dado a
su Hijo unigénito. Deberíamos responder con un profundo deseo de “morir a
nosotros mismos”. Nuestro Señor lo merece. ¡Toda la gloria y honra para El!
Favor de escribir tus comentarios o preguntas aquí. Gracias.
ReplyDelete