1 Pedro 1:3-5
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
quien según Su
gran misericordia,
nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva,
mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una
herencia incorruptible, inmaculada,
y que no se marchitará, reservada en
los cielos para ustedes. Mediante
la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios,
para la
salvación que está preparada
para ser revelada en el último tiempo.
Pedro, un pescador
nacido en un pequeño pueblo del norte de Israel, escribió palabras profundas de
significado eterno para los elegidos de Dios – nosotros – y todos aquellos
elegidos antes y después que han leído y meditado las palabras que escribió
hace poco menos de 2,000 años atrás.
Bendito sea Dios – El Padre de “nuestro” Señor Jesucristo. Amén,
hermanos y hermanas. Bendigamos a Dios. Ahora mismo, hónreLo por lo que ha
hecho por nosotros. Quien, según Su gran misericordia… Esto es resultado del
amor – el amor “actúa”. El amor de Dios por nosotros lo impulsó a actuar en
nuestro favor. Él “envió a Su único Hijo” – para humillarse y nacer de una
mujer en otro pequeño pueblo en el centro de Israel. Emmanuel – Dios con
nosotros.
Y debido a la muerte y resurrección de Jesucristo, hemos “nacido de
nuevo a una esperanza viva”. No andamos con las creencias vacías y falsas de
quienes no Lo conocen. Sabemos que sabemos que vamos al cielo. NO por quiénes
somos – pecadores que continúan pecando – sino por QUIÉN es ÉL y lo que ha
hecho. Él pagó el precio total por nuestros actos pecaminosos. ¡Está terminado!
(Jn. 19:30) La deuda eterna está pagada. Está completo, terminado, hecho.
Y debido a que Él pagó el precio completo, recibimos una herencia que es
imperecedera, inmaculada y que no se desvanecerá. Alto ahí. Piénsalo. Debido a
que Jesucristo nació de una mujer y tuvo una muerte terrible y solitaria, luego
resucitó mediante el poder de Dios: recibimos una herencia. Una herencia
eterna. Y Pedro no ha terminado aquí sus pensamientos. Él continúa...
Está “reservado en el cielo para vosotros”. Nada podrá detener lo que
les va a pasar a los elegidos del Dios vivo. Ellos SERÁN Sus hijos eternos. Es
inevitable. Nuestra herencia ha sido “reservada en el cielo”. Recibiremos lo
que Él ha declarado. Nada en la creación puede detener lo que Dios ha hecho o
hará. Es SU creación. Ha declarado que tenemos una “reserva en el cielo”.
Nosotros apareceremos y Él nos mostrará el interior. A Su lugar perfecto. Para
siempre.
Y – para completar el pensamiento – estamos “protegidos por el poder de
Dios mediante la fe para una salvación lista para ser revelada en el tiempo
postrero”. Estamos "sellados por el Espíritu Santo". (Efesios 4:30)
Nada puede separarnos del amor de Dios. (Romanos 8:38-39) Nada en Su creación
frustrará la promesa que nos hizo a nosotros y a todos Sus escogidos.
Conoceremos la herencia que Él tiene esperándonos. Será revelado (mostrado) a
nosotros y a TODA la creación – en el último tiempo. El Señor vivo y soberano
demostrará a los ángeles, a los seres humanos, a las estrellas en los cielos –
demostrará a Su creación que ÉL es fiel. Que ÉL es el autor de todo. Hay un
punto en el “tiempo” – en el plan de Dios – en el que el Hijo reunirá todo lo
que el Padre le concedió – y se lo devolverá al Padre – para que TODA la
creación entienda claramente – sin dudas – TODA la creación pertenecía ,
pertenece y pertenecerá al Creador. (1 Cor. 15:20-28) Y Él hará con Su creación
lo que Él decida hacer. En nuestro caso, Él eligió darnos una herencia por la
que no trabajamos. Una herencia con Él para siempre. Alabado sea el Señor por
lo que ha hecho. Hoy. Alábalo con tu vida.
Favor de compartir aquí. Gracias.
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