Salmos 119:11
En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.
“Nuestro” problema –un problema que luchamos por resolver a lo largo de
nuestras vidas– es que confiamos en nuestra carne más que en Dios. Es un
problema de fe.
Establecimos (en la devocional ayer) que nuestra carne (sarx) no tiene nada bueno.
Nuestro único deseo es “pecar” cuando vivimos la vida “en la carne”. Elegimos
hacer esto porque el Espíritu Santo en nosotros no quiere que pequemos. La
Biblia dice que "somos sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa"
cuando creemos. (Efesios 1:13) El Espíritu Santo anhela guiarnos. Nosotros (en
la carne) no seguimos a nadie ni a nada. Nuestra “carne” quiere que
creemos que “sabemos” cómo vivir esta vida
Es nuestro orgulloso deseo de insistir en que “sabemos” cómo vivir esta
vida lo que inhibe e impide nuestro deseo de estudiar y conocer la forma
verdadera y correcta de vivir la “vida”: estudiar la palabra de Dios.
Nuestro Creador, con amor y sabiduría, proporcionó un libro de
instrucciones para Sus hijos. Se llama la Biblia. NO sabemos “cómo” vivir esta
vida después de “nacer de nuevo”. Somos bebés en Cristo y necesitamos "la
leche de la Palabra". (1 Pedro 2:2) Hay personas que han sido “cristianas”
durante más de 20 años y todavía sobreviven con la “leche” de la Palabra de
Dios. Es “leche” cuando otros te la dan. Al igual que una madre con su bebé
recién nacido: la leche se proporciona en un biberón. Lo mismo ocurre hoy con
la mayoría de los cristianos: prefieren la vida “fácil”. Aparecen los domingos
y miércoles (en algunas iglesias) y esperan a que los alimenten. (Esta “leche”
es mejor que morir de hambre espiritualmente, pero no conduce a la madurez).
Hebreos 5:13-6:1 dice – “Pues todo el que se alimenta de leche no es
capaz de entender la palabra de la justicia, porque aún es niño. Pero el
alimento sólido es para los maduros; para los que, por la práctica, tienen los
sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal. Por tanto, dejando
las doctrinas elementales de Cristo, sigamos adelante hasta la madurez sin
poner de nuevo el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en
Dios…"
En muchos versículos de la Biblia se nos exhorta y anima a estudiar,
aprender y meditar en la Palabra de Dios. No lo hacemos porque la “carne” (sarx)
es egoísta y egocéntrica. Es “fácil” dejar la Biblia sobre la mesa (o la
aplicación del celular sin abrir) hasta la próxima semana. Este defecto afecta
nuestra capacidad de crecer y servir a los demás. Preferimos la “facilidad y
comodidad” del AHORA. (Al igual que Eva en el Jardín del Edén cuando vio el
fruto prohibido y le dio una mordida. El pecado quiere ser satisfecho AHORA.)
Es este impulso básico y egoísta (pecaminosa) el que nos inhibe / impide
conocer a Dios en Su Palabra.
Juan 17:17 dice: “Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad”. Esta
es una oración de Jesucristo dirigida a Su Padre. Oró para que conociéramos Su
verdad y seamos santificados en ella. Nuestra carne no quiere ser santa en
absoluto. Lucha por el control de nuestras mentes y corazones. Nuestra “carne”
sólo quiere pecar.
Romanos 8:5-8 dice: “Porque los que viven conforme a la carne piensan en
las cosas de la carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas
del Espíritu. Porque la intención de la carne es muerte, pero la intención del
Espíritu es vida y paz. Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios;
porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede. Así que los que viven
según la carne no pueden agradar a Dios.” Este pasaje se auto explica
Gálatas 5:17 dice: “Porque la carne desea lo que es contrario al
Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen
mutuamente para que no hagan lo que quisieran.” Nuestro problema es grave y
continuo. Necesitamos entenderlo claramente y buscar la ayuda de Dios. Él puede
vencer nuestra carne, si Le pedimos ayuda y dejamos que Él nos guíe.
Oremos hoy y todos los días para que el Señor nos ayude a crecer en el
conocimiento y comprensión de Su Palabra. Al obedecer (por fe), seremos como
árboles plantados al lado de un río, estables, tranquilos y bendecidos (Salmo
1:2-3). Debemos creer esta verdad mucho
más que las mentiras que nuestra carne ofrece e implanta en nuestras mentes y
corazones.
Favor de escribir tus comentarios y preguntas aquí. Gracias.
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