1 Pedro 2:5
también ustedes, como piedras vivas,
sean edificados como casa espiritual
para un sacerdocio santo,
para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Miremos este versículo
exegéticamente... (literalmente leyendo las palabras como se encuentran).
“también ustedes” – el versículo se aplica a los cristianos (contexto
del argumento de Pedro en su carta - vease 1:2 ... etc.…). Esto nos incluye a “nosotros”
hoy
“Como piedras vivas...” Cuando leemos la Biblia, desde Adán y Eva hasta
el final de la creación como la conocemos en Apocalipsis 21, Dios está
"escribiendo Su historia". Los humanos son creados por Dios. Él tiene
un plan para demostrar Su amor y honrarse a Sí Mismo. Los seres humanos que han
vivido a lo largo de Su historia han sido parte de Su plan – por bueno o malo –
parte de Su plan.
Los “cristianos” (aquellos elegidos por Dios para ser “salvos”)
construyen Su plan con sus vidas. Esto debería recordarnos inmediatamente 1
Corintios 3:11-15. Jesucristo es el fundamento (1 Cor. 3:11). Nos basamos en la
obra fundamental de Jesús con nuestras vidas. Jesucristo planea “honrarnos” por
las “obras” que hacemos y que Él planeó de antemano (Efesios 2:10). En otras
palabras, la ÚNICA manera en que “construiremos sobre Su fundamento” es
confiando en el Espíritu Santo para completar el plan de Dios para nuestras
vidas.
Dios está construyendo una “casa espiritual”. Nuestras vidas son las
“piedras vivas”. Si dependemos del Espíritu Santo para que nos guíe, lograremos
las obras que Dios nos ha ordenado. Cuando confiamos en el Espíritu Santo,
somos santificados. Su nombre es Espíritu “Santo”. Él habita en nosotros. A
medida que aprendemos a estar “llenos” (Efesios 5:18) de Él, “actuamos” de
acuerdo con lo que Él desea. Nos convertimos en el “santo sacerdocio” del que
habla Pedro en el versículo 5 de 1ª Pedro.
1 Pedro 2:9 (4 versículos después) nos dice que somos una “nación
escogida, un sacerdocio santo”. Dios hizo esto porque quería hacerlo. Él quiere
que “respondamos” a ser “elegidos” “negándonos a nosotros mismos” y
“siguiéndolo” (Luc. 9:23). Al “vivir” esto, realizamos los actos de un “santo
sacerdocio” y nuestras vidas adquieren un significado eterno.
Lo que hacemos en esta vida importa. NO para que podamos “comprar” cosas
y “vivir mejor” aquí. Eso es vanidad (Ecl. 1:1-3). No ganamos nada trabajando
por cosas “debajo del sol”. Cero. Es orgullo. Entonces, necesitamos aprender a
hacer TODO con una total confianza en el Espíritu Santo. Y todo lo que
hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando
gracias a Dios Padre por medio de Él (Col. 3:17). Cuando HACEMOS esto,
cuando honramos a Cristo confiando en el Espíritu Santo, nuestras vidas tienen
un significado eterno. Cuando nos ponemos los zapatos, lavamos los platos,
vamos a trabajar, trabajamos todo el día, compartimos con nuestras familias, cualquier
cosa que hagamos –SI lo hacemos buscándoLo con todo nuestro corazón– nos
volvemos más como Él. (Pero - tenemos que estar disponibles para hacer lo que Él quiere - no lo que hemos decidido.)
El problema para nosotros es que hemos decidido que queremos “una vida
mejor” o “más cosas” o simplemente decidimos ignorarlo. En todos estos casos,
estamos separados de la vid (Juan 15:5) y no hacemos nada. Todo es vanidad.
Trabaja bajo el sol. Esfuerzo malgastado.
Pero –si nos negamos a nosotros mismos (lo cual no es divertido ni
fácil)– ofrecemos sacrificios espirituales. Jesucristo sabe que estamos hechos
de carne débil. Él sabe que queremos “una vida mejor” y “más cosas”. Cuando
negamos estos deseos egoístas, ofrecemos un sacrificio espiritual. Y Jesucristo
sabe que esto nos duele. Él sabe que nuestra carne no se siente cómoda cuando Lo
honramos. Y Él nos recompensará (1 Cor. 3:12) en Su tiempo. Aquí no. Ahora no.
Las cosas que “hacemos” –guiados por el Espíritu Santo– para honrar a
Jesucristo – dan significado eterno a nuestras vidas. Ya no nos
esforzamos por obtener cosas hechas de polvo. No son importantes. Sólo queremos
honrar a Jesucristo porque Él lo merece. Él era (y es) Dios y dio Su vida para
salvarnos para siempre. Al responder a Su eterno sacrificio de amor con el
deseo de honrarlo, nos convertimos en “piedras vivas” que Le son aceptables.
Entonces, hermanos y hermanas, sed “piedras vivas”. Dios continúa
escribiendo Su historia con nuestras vidas.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDeleteAmen hermano Randy que Dios siga escribiendo su historia con nuestras vidas a pesar de lo que somos que Dios nos siga moldeando
ReplyDeleteAmén y amén.
Delete