Hebreos 6:10
Porque Dios no es injusto
como para olvidarse de la obra de ustedes
y del amor que han mostrado hacia Su nombre,
habiendo servido, y sirviendo aún,
a los santos.
La “economía” de
Jesucristo es lo opuesto a la economía del “mundo” (y de nuestra carne). El
mundo y nuestra carne incesantemente alientan / exigen que “obtengamos”. Casi
todos los “cristianos” que he conocido (especialmente en los Estados Unidos)
creen que están “afligidos” cuando no pueden “tener” las cosas que decidieron
que debían “poseer”. Su dolor y aflicción – basados en lo que creen que
deberían “poseer”– son profundos. Luchan en esta vida. Acusan a Dios de
injusticia – de cargas injustas – de una existencia miserable. He visto a
hermanos y hermanas en Cristo deprimirse, entristecerse, derramar lágrimas,
discutir, pelear por lo que “definieron” como “sufrimiento” porque no pudieron
“obtener” lo que definieron como importante o correcto. La mayoría de los “cristianos” en la iglesia
desviada de los Estados Unidos hoy no escuchan a Jesucristo ni a lo que nuestro
Señor quiere de nosotros – de las vidas que Él nos prestó. Jesucristo NO nos
mira y se siente mal porque no “tenemos” las “cosas” que queremos. Él NO nos
mira y nos llama “exitosos” cuando “compramos” o “poseemos” cosas.
Jesucristo lo declaró claramente en Mateo 20:28 y Marcos 10:45: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos”. Y no Le escuchamos. NO queremos entender Su
economía. Porque Su economía tiene un precio alto. Su economía no pregunta:
¿Qué hay para mí en esta transacción? ¿Qué puedo ganar? ¿Qué beneficio hay para
mí? En la economía de Jesucristo – el más pobre tiene la misma oportunidad que
el rico – de considerar y servir a los demás. Los “cristianos” ricos pueden
brindar MÁS servicio con su riqueza, pero se supone que TODOS los cristianos
deben servir a los demás.
No servirse a sí mismos. No comprar “cosas”. No poseer más. No obtener. (Estos cuatro conceptos nacen en nuestra “carne” y son
alentados por el mundo.
Hay varias Escrituras que nos alientan a “amar a los hermanos y
hermanas”. Hebreos 6:10 dice claramente: "Dios se acordará de los que aman
y sirven a sus hijos adoptivos". (Interpretación de Randy) ¿Cuál es una
mejor inversión para un cristiano: una casa, un automóvil, muebles O tesoros
eternos esperando que nos los entreguen porque buscamos honrar a Jesucristo y
nos entregamos a nosotros mismos en esta vida? Decimos en nuestros corazones
engañosos: "Doy a los hermanos y hermanas". Mientras la cantidad de nuestras
posesiones aumenta y la iglesia (el cuerpo de Cristo) no puede satisfacer sus necesidades financieras
o materiales.
Esto está mal. Una actitud egoísta hacia la vida NO honra a Jesucristo.
Se honra a uno mismo. Y – este mismo Jesucristo que honrará a las personas que
lo honran – este mismo Jesucristo – juzgará el egoísmo de Sus hijos. (1 Cor.
3:11-15) Así que – hoy – nuevamente tenemos que tomar una decisión.
¿Lo honraremos y daremos más de nosotros mismos y de nuestras
pertenencias? ¿O lo negaremos y seguiremos exigiéndole que proporcione más para
mí y los míos?
Viviremos la respuesta a estas preguntas hoy y diariamente. Cualquier
“pensamiento” que nos venga a la mente al leer estas palabras no tiene sentido.
Lo que hacemos – lo que vivimos – define quiénes somos mucho más que los
pensamientos piadosos que se sienten en un devocional. El libro de Santiago
cubre este tema. Necesitamos ser “hacedores” de la palabra. “Creyentes” en la
economía de Jesucristo. “Es más bienaventurado dar que recibir”. Verdad verdadera.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete