Salmos 86:12
Te daré gracias,
Señor mi Dios,
con todo mi corazón,
Y glorificaré Tu nombre para siempre.
Agradecimiento. Una
actitud de agradecimiento que no se detiene y no se puede alterar. NO debido a
nuestras circunstancias actuales. Nuestras circunstancias actuales cambian como
“una hoja en el viento”. Vamos a fiestas, tenemos reuniones familiares,
disfrutamos de la comida juntos, porque anhelamos “disfrutar” de nuestras
circunstancias presentes. En el Salmo 86, David reacciona a sus circunstancias
siempre cambiantes con: “Te daré gracias”. Y ahí está el ancla que todos
necesitamos en esta vida confusa y egocéntrica.
Nuestras circunstancias NO definen quiénes somos ni quién es Dios.
Nuestras circunstancias en este mundo caído siempre están en un estado de
cambio. Cambian drásticamente. Sin previo aviso pasamos de felices a muy
tristes O de tristes a muy felices. Es una tontería intentar "doblar / moldear" nuestras circunstancias para hacernos
"felices". Si observas a los hermanos y hermanas en Jesucristo que
intentan “mantenerse” cómodos o felices (verás a medida que pasan los años)
pasan la mayor parte del tiempo “tristes” o sintiéndose traicionados. Porque
esta vida está “caída”. No estamos en casa. Salomón lo dijo así en Eclesiastés 7:2 -
Mejor es ir a una casa de luto
Que ir a una casa
de banquete,
Porque aquello es el fin de todo hombre,
Y al que vive lo hará reflexionar en su corazón.
Es sabio ser como David en el Salmo 86. Comenzó el Salmo enfocándose en
sus circunstancias. Estamos hechos de carne. "Olvidamos" nuestro
propósito con regularidad. Nos confundimos. Pero, al reflexionar sobre su Padre
celestial en el Salmo, David recordó su propósito. La razón de su existencia.
Fue creado para alabar a su Señor y glorificarlo. Eternamente.
Y somos mucho más conscientes del amor y la gracia de Dios que David.
Vivimos de este lado de la cruz. Jesucristo pagó por todos nuestros pecados.
¡¡¡Y debemos responder (y responderemos) con un eterno “GRACIAS”!!! Con todo
nuestro corazón. Lo glorificaremos.
Nuestro Señor nunca dejará de bendecirnos – porque el cielo es para
siempre. Somos eternamente bendecidos. Y nuestra respuesta “razonable”
(reflexiva) es alabarLo y agradecerLe por siempre.
Escribir comentarios aquí, por favor. Gracias.
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