Jeremías 23:24
“¿Podrá alguien
esconderse en escondites
de modo que Yo no lo vea?”, declara el Señor.
“¿No lleno Yo los cielos y la tierra?”, declara
el Señor.
TODOS debemos orar sin
cesar. Si sólo “consideramos”
honestamente a Aquel con quien tenemos que tratar, la oración incesante se
vuelve fácil y – si sólo podemos aprender a recordar conscientemente –
inevitable.
Jeremías hizo esta pregunta retórica hace unos 2,600 años (del 627 al 582 a. C.) cuando profetizó
al pueblo de Israel que había caído bajo el juicio de Dios. ¿Hay algún lugar al que podamos ir para tener
un pensamiento “privado”? La respuesta
obvia ante un Dios omnisciente y omnipresente es NO. No hay lugar para esconder nada delante de Él.
Y nosotros (los “salvos” / los “escogidos”) no lo creemos. Pensamos
cosas terribles y no pedimos perdón.
“Construimos” fortalezas en nuestra mente y nos negamos a permitir que
el Señor las derribe con Su palabra (2 Cor. 10:3-5). Somos sorprendentemente egoístas y ciegos.
No hay nada que hayamos pensado (o pensaremos) que Él no sepa. Él nos pide con humildad y paciencia que sólo
reconozcamos lo obvio. Él sabe. Y, aunque necesitamos pedir perdón con mucha
más frecuencia cuando entendemos conscientemente lo obvio, Él aprecia la
claridad que puede darnos si sólo nos rendimos al Espíritu Santo. Él entiende que no somos más que polvo. No necesitamos continuar ciegamente en la
hipocresía. No dejaremos de ser
hipócritas en esta vida, pero podemos eliminar MUCHA hipocresía si permitimos
que Él gobierne en nuestros corazones.
Como tan sabiamente preguntó Pedro en Juan 6:68 – “Señor, ¿a quién
iremos?” Conocemos lo suficientemente
bien nuestros corazones mentirosos y egocéntricos como para saber que no
podemos confiar en nosotros mismos.
Por ejemplo – “trabajamos” un poco y luego tontamente creemos
que lo que “compramos” es “nuestro”.
Tontería. Si sólo percibiéramos las "cosas" que compramos con el corazón
roto, seríamos mucho menos egoístas.
TODO le pertenece a Él. No hay nada que tú y yo
tengamos (incluidos nuestros cuerpos) que no Le pertenezca a Él. Él sólo nos pide que compartamos lo que es
Suyo (nuestro corazón) con Él. Él ya
SABE lo que pensamos. Cada segundo. Él sabe.
Y lo soporta porque es paciente.
Porque Él es amor.
Y cuando Lo ignoramos, cuando “escogemos” intentar lo imposible y tratamos de pensar
por nosotros mismos – Él humildemente se hace
a un lado. El Espíritu Santo se
entristece cuando Lo ignoramos. Pero Él respeta nuestras orgullosas demandas
y nos permite pecar. Nuestros pecados
tienen consecuencias. Pero Él respeta
humildemente nuestra exigencia de “pensar” sin reconocerLo.
Sería “sabio” considerar la realidad de la pregunta de Jeremías. NO tenemos adónde ir. Nuestro Señor LO SABE todo. No podemos ocultar nuestros pecados. Es mejor abrir nuestros corazones corruptos y
permitir que Jesucristo los escudriña.
Necesitamos corazones rotos.
Deberíamos avergonzarnos regularmente de lo que pensamos. Porque esto es lo que somos – pecadores.
Y cuando pedimos perdón con regularidad, aprendemos a sonreír con
Jesucristo por lo ineptos que somos. Qué
egoístas somos. Cuán constantemente
buscamos “olvidarLo” para poder pecar más
fácilmente. Y en Su bondad y Su
paciencia, Él no nos suelta. Él siempre está ahí, siempre SABIENDO
todo. Y Él nos ama. Ahora.
Y Él no se detendrá hasta que estemos en Su presencia en cuerpos
glorificados. Él es un Dios muy bueno
para nosotros.
Favor de escribir comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete