2 Timoteo
1:13-14
Retén la
norma (retén la forma / conserva el ejemplo)
de las sanas
palabras que has oído de mí,
en la fe y el amor en Cristo Jesús.
Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita
en nosotros,
el tesoro (el buen depósito) que te ha sido encomendado.
Timoteo
era amigo íntimo de Pablo. Timoteo
“caminó” muchos caminos con Pablo en esta vida caída. Caminos que fueron muy duros física y
emocionalmente. Desagradable. Y Timoteo estuvo constantemente al lado de
Pablo. Soportando el malestar con
Pablo. Alentando a Pablo tal como Pablo
lo animó a él. El cristianismo en esta
vida caída consiste en relaciones "mutuamente beneficiosas" mientras
estamos "aquí". No estamos
diseñados para vivir esta vida solos, y mucho menos esta “vida caída”. Necesitamos que otros compartan nuestras
cargas, disminuyan nuestro dolor y nos comprendan cuando luchamos. Y Timoteo hizo todo esto con Pablo.
Pero,
debajo de las “cargas y dolores compartidos”, Pablo anhelaba profundamente
“vivir para el Señor”. Este deseo fue la
brújula de Pablo. Pasó noches en
prisión, descansando en el suelo mientras las heridas de los azotes que recibió
ese día lo mantenían despierto, y buscaba a Su Señor y Salvador. Él no dejaría ir la “cosa” más importante que
los cristianos HEMOS RECIBIDO – la salvación eterna. Pablo entendió la eternidad un poco mejor que
nosotros – fue llevado al tercer cielo (2 Cor. 12:2) donde Jesucristo está
sentado en el trono (ahora mismo).
Después de regresar a esta “vida caída”, nunca dejó de lado la primera
prioridad – Jesucristo y la salvación que Él proporcionó en la cruz.
Esta es la
primera prioridad para cualquiera que obedezca a nuestro Señor y "haga
discípulos". Jesucristo y la
salvación eterna que Él proporcionó en la cruz.
Y Pablo soportó
las consecuencias de un cristiano fiel.
Rechazo. Sufrimiento. Dolor.
Pérdida. Todas las cosas (ideas)
que hoy rechazamos tan rápida y confusamente.
El “camino” de un cristiano maduro no es suave ni fácil. Si queremos hacer verdaderos discípulos, es
necesario que se preparen para un trato severo.
Especialmente en la débil iglesia cristiana de los Estados Unidos. Los miembros de la iglesia cristiana en Estados Unidos exige
“confort” o se irán a otra parte.
Pablo,
en su última carta a su “hijo” espiritual Timoteo, le ordenó “seguir el ejemplo
de las sanas palabras”. Timoteo entendió
que seguir este “norma” significaba malestar físico y emocional. Antes de intentar obedecer el claro mandato
del Señor a todos los creyentes hoy que se encuentra en Mateo 28:19-20 y
"hacer discípulos", debemos definir la "clase" de
discípulos que somos. Si insistimos en
la comodidad y más "cosas", nuestros discípulos serán aún más débiles que
nosotros. La vida en este “mundo caído” nunca
será cómoda para un verdadero discípulo de Jesucristo. (Jn. 15:18-25) Porque esta "vida" (gracias a Dios) no es nuestro hogar (Heb. 11:13). Entonces, dejamos de confundirnos de nuestro propósito en esta vida. Nuestro propósito acá es "hacer discípulos" y estar sensible al Espíritu Santo.
Entonces,
la pregunta es, ¿hemos “seguido las sanas palabras” que nos han enseñado?
¿Podemos hacer “discípulos” porque somos “discípulos”? ¿O todavía insistimos en la “leche” de la
palabra? ¿Somos todavía bebés cuando
deberíamos ser maestros (hacedores de discípulos)?
Necesitamos
“comprender” que el momento de obedecer al Señor es ahora – hoy. La mejor manera de “aprender” Sus caminos es
obedecerLo hoy. Empiece a hacer
discípulos, incluso si son “débiles”. Y
acepte la responsabilidad de crecer mientras los ayuda a crecer. No podemos “hacer discípulos” si no estamos
aprendiendo constantemente por nosotros mismos.
Un discípulo no puede enseñar lo que no sabe. Entonces, la tarea de hacer un discípulo es
el trabajo de toda una vida. Nunca se
detiene. Y no debemos dejar de leer y
aprender. Independientemente de si
nuestros padres leyeron o no leyeron. A
Jesucristo no Le preocupa en lo más mínimo nuestro pasado. Él puede reescribir nuestro “hoy”, si se Lo
permitimos mediante la guía del Espíritu Santo.
Y TODOS Sus elegidos necesitan disfrutar “leyendo” Su palabra. (Juan 8:31-32) Jesucristo nunca nos ordenaría
hacer algo que no podemos hacer.
Entonces, lee. Su palabra. Todos los días por el resto de tu vida. Y aprende de Él para que puedas “enseñar la
buena norma” que has recibido de la iglesia.
Haz discípulos. Enséñales.
El
Espíritu Santo que reside en nosotros se cansa de estar “entristecido”. ÉL quiere que obedezcamos a Jesucristo. Y si obedecemos, enseñaremos a otros la
“buena norma” que hemos aprendido.
Estaremos dispuestos a sentirnos incómodos y “hacer” lo correcto, sin
importar el costo. Nos convertiremos en
cristianos maduros – con Su ayuda y nuestra obediencia. Y mantendremos lo principal en nuestras vidas
hasta que dejemos esta “vida caída” – Jesucristo y la salvación eterna que Él
nos ha dado y ofrece a los demás. No hay
nada más en esta “vida” que se acerque a esta verdad. Nada.
Retén la norma (retén la forma / conserva el ejemplo)
de las sanas palabras que has oído de mí,
en la fe y el amor en Cristo Jesús.
Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros,
el tesoro (el buen depósito) que te ha sido encomendado.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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