Gálatas
3:26
Pues todos ustedes son hijos de Dios
mediante la
fe en Cristo Jesús.
Es
BUENO para nosotros “considerar” quiénes somos.
Somos más que “buenos” para definirnos a nosotros mismos en función de
lo que nos dicen nuestras familias y culturas.
Somos muy lentos para comprender que NO somos la persona que éramos
antes de "creer" en Jesucristo.
Cuando “nacemos de nuevo” – en ese momento específico en el “tiempo” –
nos convertimos en hijos de Dios.
La
idea de ser hecho “hijo de Dios” señala una vez más el “orgullo” de quien
“piensa” que podemos “escoger” este increíble don. Basado en Su palabra, el Dios de la creación
decidió otorgar el título de Su hijo o hija a un grupo de personas
increíblemente bendecido. No es
razonable que Él hiciera tal oferta a un grupo grande de personas
espiritualmente muertas y esperara que algunos de ellos aceptaran. La idea de “escoger” ser hijo de Dios
disminuye la importancia del don. Nos
“incluimos” a nosotros mismos en un acto que fue decidido por el Creador antes
de crear el universo. Y nuestra insistencia
en ser “parte” del don disminuye Su amor y autoridad. Y DIOS tiene celos de Su gloria. No lo comparte con nadie ni con nada. Fuimos creados para Su gloria.
El
regalo de ser colocado en la posición de SER Su hijo es increíble. No lo entendemos. Y la mayoría de nosotros no nos tomamos el
tiempo para “considerarlo”.
Deberíamos. Cuando realmente
reflexionamos sobre el hecho de que Aquel que la creó nos ha colocado en una
posición “escogida y muy favorecida” en esta creación, nuestra perspectiva
hacia esta vida debería cambiar dramáticamente.
Ya no necesitamos correr y ganar dinero para poder “comprar” cosas. Deberíamos tener suficiente dinero para
comida y ropa; el resto se gastaría más sabiamente en promover el avance de
este grupo de personas elegidas y muy favorecidas.
Esta
“vida” no es nuestro hogar. NO nos
llevaremos nada con nosotros.
Colocaremos tesoros en nuestros hogares eternos cuando gastemos nuestros
recursos en el reino que no podemos ver.
Somos hijos de Dios para siempre.
Nos colocó en esta posición tan favorecida porque así Lo quiso. Nuestra existencia cambió eternamente cuando
Él nos hizo “nacer de nuevo”. Pablo
afirmó en varios lugares de sus epístolas que todos los cristianos somos
iguales ante Dios. Nosotros los
“cristianos” somos un grupo especial. La
jerarquía de los hijos de Dios se establece por el servicio prestado a
Jesucristo. Cuanto más le sirvamos a Él
y a Sus hijos, mayor responsabilidad y autoridad tendremos en Su reino. Necesitamos considerar / meditar en QUIÉNES
somos EN Jesucristo. ÉL ha hecho mucho
más por nosotros de lo que parece. Somos
un grupo de personas verdaderamente bendecido y especial. Haríamos bien en crecer en nuestra
comprensión (y creencia en) esta verdad espiritual.
Pues todos ustedes son hijos de Dios
mediante la fe en Cristo Jesús.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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