Judas 22
Tengan misericordia de algunos que dudan.
No se
nos ha dado las habilidades ni la capacidad para medir la profundidad de la fe.
De nadie. Ni siquiera de nosotros mismos. Podemos saber que creemos. La
profundidad de nuestra creencia nos la dio Dios (Ro. 12:3). “Según la medida de
fe que Dios ha distribuido a cada uno.” Nos encontramos en una especie de dilema.
Por
ejemplo, solo podemos comprender la verdad bíblica que el Señor nos permite. “Sabremos”
tanto de Jesucristo como Él determine. Hay varios factores que nos limitan.
Nuestras circunstancias nos facilitan o nos dificultan el crecimiento en el
conocimiento de Su palabra. Algunos cristianos tienen acceso ilimitado a
recursos que les facilitan el crecimiento en el conocimiento de Su palabra.
Otros tienen muy pocos recursos disponibles. Algunos son excelentes oradores y
predicadores. Otros son pensadores profundos. Algunos no expresan ni comprenden
muy bien la palabra de Dios – incluso después de años de asistir a la iglesia.
Nuestro Señor soberano sabe todo esto y más. Dios tiene un plan. Su plan se
cumplirá. Es un plan eterno.
Dios
nos instruye a “… ocúpense en su salvación con temor y temblor” (Fi. 2:12). Nos
ocupamos de nuestra salvación según la fe que tenemos en Dios. Se nos anima / exhorta
a ocuparnos cada día de Él y de Su palabra. Se nos instruye a “confiar y
obedecer” (Proverbios 3:5-6). Nuestra obediencia resulta en “buenas obras” que
“Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). Y todo
esto lo preparó nuestro Señor “de antemano.”
Como
no podemos medir la profundidad de nuestra fe, Judas, en su breve carta, nos
instruye a ser pacientes y tener misericordia de quienes dudan. No “dudan” porque
son “menos”. “Dudan” como parte de Su plan eterno.
Dios
nos hace responsables de todos nuestros pecados contra Él. Él sabe exactamente
cuánta fe nos da a cada uno. Si elegimos ignorar al Espíritu Santo, somos
responsables ante Él y nuestro pecado tendrá consecuencias. No podemos culpar a
Dios por nuestra “falta de desarrollo.” Él lo sabe. Y Él quiere que seamos como
Él.
Su
palabra nos instruye a desarrollar nuestros dones espirituales. Estos dones son
dados para honrar a Jesucristo y animar a Su cuerpo. Se “supone” que debemos
servir a Su cuerpo con nuestros dones y nuestras vidas. Esto aplica a todos los
creyentes. Todos hemos recibido dones
espirituales. Quienes ignoren estas
instrucciones responderán ante Dios. Él conoce la profundidad de nuestro
entendimiento. Perfectamente. Y sabe cuánto anhela que Lo honremos por lo que
ha hecho por nosotros. Nos compró en la cruz. Derramó Su sangre perfecta para
que pudiéramos estar con Él para siempre. Y quienes dudan, son parte de Su
plan. Anímalos. Ayúdalos a comprender que sus dudas pueden ser superadas por Su
gracia y amor. Y sé paciente. Él es paciente con nosotros.
Mientras
que “caminamos por este valle de sombra de muerte” (la vida en este mundo caído
y maldito), comprendemos que “vemos como en un espejo, oscuramente, pero
entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré
plenamente, como he sido conocido” (1 Cor. 13:12). Vemos oscuramente. Dios nos
ha explicado muchas cosas. Pero nuestra comprensión de “quiénes” somos y QUIÉN ES
Él – es limitada. Entendemos con mentes depravadas, egoístas y egocéntricas. No
Lo entendemos tan claramente como quisiéramos. Y necesitamos gracia para seguir
buscándoLo en nuestro estado caído. Necesitamos Su perdón y Su hesed. Su
amor fiel. Su amorosa fidelidad. Y necesitamos dar esta gracia y amor a los
demás en sus luchas. Debemos animar y amar a quienes dudan. De una forma u
otra, todos los creyentes proclamamos – “Creo – ayúdame en mi incredulidad”.
(Mc. 9:24) Animémonos unos a otros mientras continuamos creciendo en nuestra
confianza en Jesucristo y solo en ÉL.
Tengan misericordia de algunos que dudan.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete