Monday, March 3, 2025

Papá - Padre - DIOS Amoroso

Romanos 8:17
Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud 
para volver otra vez al temor, 
sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, 
por el cual clamamos: 
“¡Abba, Padre!”.

Hay muchos “cristianos” hoy que no entienden “quiénes” son.  Se les ha dicho que hagan una oración de arrepentimiento y petición de perdón, pero no entienden “lo que sucede” cuando “nacemos de nuevo” (Jn. 3 – Nicodemo).  Nuestra “salvación” es un acto soberano de DIOS.  Estamos "muertos" en nuestros pecados y transgresiones.  (Efe. 2:1) Algo que está “muerto” no puede escoger “nacer de nuevo”.  Algo muerto permanece muerto hasta que DIOS actúe.  En nuestro caso, estamos espiritualmente muertos.  Caminamos en cuerpos que se mueven y respiran, pero no reconocemos a nuestro Creador.  Nuestra carne orgullosa no quiere ceder ante SU autoridad.  No tenemos esperanza de salvación.  (Rom. 3:10-18)

Pero Dios, siendo rico en misericordia, por Su gran amor con que nos amó… (Ef. 2:4) El Creador de todo ESCOGIÓ “salvar” a algunos seres humanos de su condenación por “SU gran amor”.  Y ÉL envió a SU único HIJO para morir en su lugar – para sufrir su castigo eterno – para propiciar la santa ira de DIOS hacia sus pecados – para redimirlos (hacerlos nuevos) – para justificarlos (hacerlos justos/santos) – para que pudieran “nacer de nuevo”.  Y así ÉL hizo esto.  En la cruz de Jesucristo.  Cuando DIOS actúa – la persona sobre quien ÉL actúa – “nace de nuevo”.  Una nueva persona – espiritualmente viva – se convierte en parte de la persona que es “salva”.  Son “niños” EN Cristo.  (Jn. 3; 1 Cor. 3:1; Heb. 5:13)

En el “momento” en que nacemos de nuevo, nuestro futuro eterno es seguro.  IREMOS al “cielo”.  Permaneceremos con DIOS para siempre.  No por nada de lo que hemos hecho.  Sino porque nuestro Salvador, Jesucristo, sufrió el castigo que merecemos y nos imputó SU justicia.  Ya no somos “esclavos del pecado”.  No tenemos motivos para temer el castigo.  Nuestro castigo fue “pagado” en la cruz.  Para siempre.

En el “momento” en que nacemos de nuevo, “sabemos” que hay más en esta vida de lo que percibimos con nuestros sentidos.  “Sabemos” que hemos sido adoptados eternamente por el DIOS viviente.  Cuando “nacemos de nuevo”, el Espíritu Santo viene a nosotros y permanece con nosotros.  ÉL siempre ESTÁ ahí – reprendiendo, animando, advirtiéndonos que hagamos justicia y honremos a Cristo.  Y sentimos que pertenecemos a una familia eterna.  Ya no compartimos los deseos pecaminosos de este mundo.  Nuestra “carne” es atraída por el mundo – el Espíritu Santo y nuestra “nueva vida” rechazan los caminos pecaminosos del mundo.  Anhelamos honrar a nuestro SEÑOR y SALVADOR.

Y aprendemos a llamar al DIOS de la creación nuestro “PADRE”.  Increíble.  Indescriptible.  El mismo SER QUE creó el universo nos permite a nosotros – SUS hijos adoptivos, perdonados – llamarLo – PADRE.  No entendemos el honor y la gloria donde nuestro Creador nos ha colocado.  Nuestra posición en SU ​​creación es alta.  ÉL envió a SU único HIJO a morir por nosotros.  Valemos mucho más de lo que entendemos.  No porque hagamos nada.  Sino por lo que ÉL hizo.  ÉL murió por nosotros.  SU amor venció nuestra condenación eterna.  Las llamas y la angustia que hubiéramos sentido por una eternidad – millones y millones de años – JESUCRISTO las soportó por nosotros en tres horas.  La ira del PADRE ha sido propiciada – satisfecha.  Y somos perdonados.  Somos “adoptados”.  Nuestro SEÑOR nos llama SUS hermanos y hermanas.  Increíble.  Indescriptible.

Entonces, mis queridos hermanos y hermanas – permítanme animarlos a llamar a DIOS su “Padre” hoy.  Todo el día.  Y mientras “practicas” Su nombre – disfruta de la relación eterna que te ha dado SU HIJO.  Es un privilegio que no entendemos.  Somos SUS hijos adoptivos.  Y ÉL nos permite llamarLo – PADRE.  Un título de intimidad.  Un título de familiaridad.  Un título de gentileza y amor paternal.  LlámaLo – PAPÁ.  Todo el día.  Y aprende a ser amado por ÉL.  Profundamente.  Fuertemente.  Amado.  Porque nuestro DIOS es un DIOS muy bondadoso, generoso, fuerte y amoroso.  Y ÉL disfruta del honor que debemos darLe por todo lo que ÉL ha hecho por nosotros.  Mientras lo llamas – PAPÁ – daLe tu vida.  Vive para ÉL.  ÉL merece todo lo que tenemos.  Mientras caminamos en este polvo.  ÉL nos mostrará – un día – lo que ÉL ha preparado para nosotros en la eternidad.  Mientras estemos aquí – honra a tu Papá eterno – hoy.
Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud 
para volver otra vez al temor, 
sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, 
por el cual clamamos: 
“¡Abba, Padre!”.

1 comment:

Hacedores de SU Palabra

Santiago 1:22  Sean hacedores de la palabra  y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Santiago, el medio hermano de nuestro SEÑOR ...