Monday, April 14, 2025

Propiciación - palabra grande - asunto importante

1 Juan 4:10 
En esto consiste el amor: 
no en que nosotros hayamos amado a Dios, 
sino en que Él nos amó a nosotros 
y envió a Su Hijo 
como propiciación 
por nuestros pecados.

En esto consiste el amor. Retrocedamos un paso y observemos el panorama general. Adán y Eva en el jardín del Edén. La “caída” de la perfección. El pecado, con todas sus terribles, dolorosas y deletéreas consecuencias – entró en la creación. La creación se angustió. Y esto no ha “cambiado” completamente. Todavía no. La angustia de la creación ha sido superada. Las dolorosas consecuencias del pecado han sido pagadas por aquellos a quienes Dios soberanamente escogió. Pero todavía no. DIOS – en SU infinita sabiduría – espera pacientemente que SU plan se desarrolle. Todavía hay quienes serían salvados por SU amor eterno. ÉL continúa con SU plan. Nada de lo sucedido LE sorprende. ÉL SABE todo. Y ÉL está obrando. En SU creación. Enseñando. Mostrando a SUS criaturas “QUIÉN” ES ÉL.

Dos aspectos del carácter de DIOS son abrumadora e indiscutiblemente claros. DIOS ES SANTO. DIOS ES AMOR. La santidad de DIOS requirió una reacción inmediata al pecado de Adán y Eva. Y DIOS respondió como prometió. Adán y Eva murieron. La tierra fue maldecida. Los animales comenzaron a devorarse unos a otros. La vida en esta "creación" se volvió pesada y angustiosa. Porque DIOS ES santo y odia el pecado. Odia la maldad. Y ÉL castiga el pecado severamente.

Sin embargo, al mismo tiempo DIOS es santo – ÉL ES amor. No amamos a DIOS. DIOS no respondió a nuestra adoración cuando envió a SU único HIJO – JESUCRISTO a morir. ÉL nos amó primero. Los seres humanos no "deciden" conocer a DIOS ni ser "salvos". No hay nada "bueno" en los seres humanos como Pablo afirma claramente en Romanos 3. No queremos ser santos. Nuestra carne, incluso después de ser salvos, lucha contra la santidad de Dios (Rom. 7:14-25). Incluso con nuestra continua rebelión contra SU santificación, ÉL nos ama. Eternamente. Y envió a SU HIJO.

JESUCRISTO es la propiciación por nuestros pecados. SU muerte “vicaria” (ÉL murió en nuestro lugar) satisfizo (propició) la ira eterna y santa de DIOS. JESUCRISTO vino a este mundo caído – DIOS envuelto en carne humana – y vivió una vida perfectamente santa. ÉL cumplió toda la ley. El sacrificio de JESUCRISTO en un árbol – en una cruz – permite(permitió) a un DIOS santo y eterno declararnos “perdonados” (redimidos). Al mismo tiempo que somos declarados “perdonados”, ÉL nos vistió con la justicia de JESUCRISTO. La ira de DIOS hacia nosotros (y todos SUS escogidos) fue propiciada (satisfecha) en la cruz. ÉL ya no está enojado con nosotros. SU santidad todavía odia el mal cometido por aquellos que ÉL no eligió. Y ellos sufrirán. Eternamente. En un lago de fuego.

Y nuestro eterno, soberano y santo CREADOR hizo todo esto para que nosotros – SUS escogidos – pudiéramos aprender acerca de AQUEL que creó todas las cosas. ÉL quiso demostrarnos las profundidades de las riquezas de SU gracia (Ef. 1:6-10). CONOCEREMOS SU poder (Fi. 3:10) cuando ÉL transforme nuestros cuerpos en cuerpos sobrenaturales. ÉL siempre está enseñando. Siempre está amando. Necesitamos aprender a prestar atención a los detalles de nuestra vida diaria. ÉL está ahí. Amándonos. Y nuestra relación con ÉL se restauró porque ÉL envió a SU HIJO para propiciar (satisfacer) SU justa ira hacia nosotros. Y ÉL hizo todo esto mientras no nos importaba. Mientras no estábamos interesados. 

Deberíamos estar muy interesados ​​hoy. Incluso si nuestra carne no disfruta del proceso de santificación. Deberíamos SER más como ÉL – cada día. ¡Porque Él ha sido eternamente BUENO con nosotros!
En esto consiste el amor: 
no en que nosotros hayamos amado a Dios, 
sino en que Él nos amó a nosotros 
y envió a Su Hijo 
como propiciación 
por nuestros pecados.

1 comment:

Cambios Profundos

2 Corintios 7:1  Por tanto,  amados,  teniendo estas promesas,  limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la...