Salmos
42:11
¿Por qué te desesperas,
alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
pues lo he de alabar otra
vez.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!
La profundidad de
nuestros corazones engañosos y distorsionados… Incluso cuando anhelamos honrar
a JESUCRISTO – con todo nuestro ser – luchamos con dudas, inseguridades,
avaricia y orgullo… Y estos constantes recordatorios de nuestra “pecaminosidad”
dañan nuestra relación con nuestro SEÑOR y el ESPÍRITU SANTO. Causamos daño a
diario… El daño continuo – sin confrontar ni confesar – crea turbación en
nuestras almas. Y entonces comenzamos a buscarLO con oración. Con quebranto…
Con humildad… Porque si nuestro SEÑOR no fuera amor y no estuviera deseoso de
perdonar – estaríamos perdidos.
En ocasiones,
Dios nos permite sentir desesperación incluso cuando no hemos cometido ningún
pecado (de los que seamos conscientes). (Y a veces ni siquiera nos damos cuenta
de que nuestros pecados de “omisión” son tan flagrantes como los de “comisión”).
A veces, ÉL simplemente nos permite recordar “la paz” que solo ÉL nos da,
haciendo que sea difícil encontrar”la”. Se distancia un poco — en ciertos días —
simplemente para que apreciemos más profundamente SU regreso al trono de
nuestros corazones. El salmista comprendió que se puede confiar en el amor de DIOS.
En los días que
recibimos las “consecuencias” de nuestros pecados – O – los días que ÉL se
distancia para nuestro beneficio – DIOS es fiel. ÉL no nos abandonará como ÉL fue
abandonado en la cruz. Nada puede separarnos de SU amor – nunca. Hay momentos
en nuestras vidas – como “CRISTIANOS” – DIOS quiere enseñarnos a profundizar
nuestra dependencia de ÉL. Y ÉL se distancia. Estos no son días “buenos” – como
los vivimos. Son días “buenos” cuando reflexionamos y nos damos cuenta de que
“crecimos” cuando pensábamos que ÉL no estaba cerca. Estos días de ser
enseñados por SU distancia ocurren cuando ÉL quiere – NO cuando nos
distanciamos a través del pecado. (Somos tan corruptos – somos “tentados” a ser
la causa de la distancia. Esto nunca funcionará correctamente.) Las lecciones
que ÉL ofrece son ofrecidas en SUS términos – no en los nuestros.
Nuestro DIOS nos
ama. Más de lo que aún nos damos cuenta o entendemos. Porque SU amor es tan
profundo – el dolor que LE causamos en la cruz también lo fue. Comprender “cuánto”
sufrió nuestro SEÑOR por nosotros es una espada de doble filo. Nos constriñe a
anhelar profundamente servirLE y honrarLE. Al mismo tiempo, SU amor por
nosotros en la cruz nos asegura que no nos soltará. ÉL sufrió para que podamos
estar con ÉL. Ciertamente – no nos abandonará ahora. Y esta idea es
precisamente la esperanza que se encuentra en este Salmo escrito hace miles de
años. El salmista no entendió (ni sabía o conoció) de la cruz. Pero – incluso
entonces – por medio del Espíritu Santo – supo que DIOS es fiel. Hoy podemos
comprender SU fidelidad con mucha más claridad. Nuestro SEÑOR murió por
nosotros. Dio SU vida perfecta para que pudiéramos ser perdonados eternamente.
ÉL nunca nos soltará. Incluso en los días en que parece que ÉL no está cerca. ÉL
ES (y ESTÁ). CERCA. Simplemente necesitamos confiar en ÉL y seguir adelante…
Sirviendo a los demás y buscando SU presencia. ÉL nos mostrará, muy pronto, SU
presencia. Y estaremos en “paz” – de nuevo.
¿Por qué te desesperas,
alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
pues lo he de alabar otra vez.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!
Favor de escibir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete