El Honor y La Gloria a ÉL

1 Timoteo 1:17 

Por tanto, 

al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, 

a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

En su carta a su discípulo Timoteo, Pablo (guiado por el Espíritu Santo) anima al joven Timoteo a continuar su ministerio con claridad y amor. Pablo establece límites para que Timoteo los aplique en sus conversaciones con personas confundidas que se centran en temas o ideas incorrectas. Explica que la ley aún funciona para condenar a los pecadores. Y luego Pablo recurre a la gracia. Pablo, quien persiguió a los cristianos en su vida “vieja”, era un pecador perdonado – en su camino al cielo. Y Pablo estaba profundamente agradecido por lo que Jesucristo hizo por él. Es por esto que surge la doxología en el versículo 17. 

Pablo está asombrado por la gracia de nuestro Señor. Y el Espíritu Santo en Pablo (así como en ti y en mí) desea honrar y glorificar a Dios. ¡Él merece nuestra alabanza eterna! Él es el Rey eterno. Jesucristo reinará en Jerusalén por mil años. Y luego reinará sobre el nuevo cielo para siempre. Su reino no tiene fin.

Cuando dejemos esta “vida” (esta no es la verdadera “vida” – vivimos la “vida” en un mundo caído y condenado), honraremos a DIOS por QUIÉN ES y por todo lo que ÉL ha hecho. Nos creó del polvo, nos dio almas eternas y nos salvó de la separación eterna. Cuando experimentemos esta realidad, nuestro deseo de honrarLO y glorificarLO crecerá y se profundizará. Dios ha hecho mucho MÁS por nosotros de lo que entendemos con nuestra mente caída, egocéntrica y engañosa. Y cuando experimentemos todo lo que ÉL ha hecho por ti y por mí, querremos honrarLO y glorificarLO para siempre. Y ÉL nos lo permitirá. Porque para eso nos creó. Existimos para Su gloria. Y cuando ÉL quita nuestra carne (que cuidamos tan ansiosamente y confundidamente) - realizaremos perfectamente Sus propósitos. Seremos Sus hijos adoptivos y eternos. Y honraremos y glorificaremos a DIOS para siempre.

Por tanto, 

al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, 

a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.