Colosenses 3:2
Concéntrense en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.
¿Qué piensas
cuando ves a alguien? ¿Te preguntas si le caes bien? ¿Te cae bien? Así es como
la mayoría entendemos la vida – inicialmente. No es así como nuestro Señor
quiere que pensemos. Nuestra primera pregunta, para cualquier persona que
conocemos, es ¿cuál es su estado espiritual? ¿Es salvo – no es salvo? Después
de definir este punto esencial con algunas preguntas o comentarios – podemos
proceder con la evangelización – si no es salvo – o el discipulado – si es
salvo. Este proceso de selección debería ser nuestra forma de interactuar con
cada persona viva que conocemos. En nuestro hogar – “pero yo y mi casa
serviremos al Señor” (Josué 24:15). Cada persona en nuestro hogar debería SABER
– por nuestra existencia – que no hay nada más importante para nosotros que su
crecimiento espiritual. Nada. La comida, el dinero y la ropa son algo muy
importante – aunque un distante segundo lugar. Y debemos vivir para hacer
discípulos de los salvos – ya sea en nuestros hogares o en nuestras actividades
cotidianas (trabajo, ocio, en cualquier lugar). La evangelización y el
discipulado deben ser nuestra forma de vivir cada día – TODO el día – mientras “ocupamos
de nuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).
Esto nos lleva de
vuelta a Colosenses 3:2. Concéntrate en las cosas de arriba. La comida, el
dinero y la ropa son cosas de esta tierra. Deben ser secundarias. Nuestro
enfoque – como seres eternos que esperan ser revestidos de inmortalidad – está
en las cosas de arriba. Toda persona que encontramos en la calle, con la que
trabajamos o con la que interactuamos en cualquier formato, tiene alma. Su alma
seguirá existiendo después de que deje su cuerpo mortal. Nuestro enfoque debe
estar en las cosas que “no podemos ver”. Debemos “andar por fe – no por vista”
(2 Corintios 5:7).
Ocupamos cuerpos
mortales que tienden a confundir nuestras prioridades. Disfrutamos de la
comodidad y las sensaciones placenteras (comida, redes sociales, etc.) más de
lo debido. Perdemos nuestro “enfoque”. Es bueno recordar hoy – y cada día – que
las cosas que no vemos tienen consecuencias eternas. Debemos vivir para (y en)
Jesucristo. Si “hacemos” esto – concentraremos (significado de la palabra
griega - φρονέω - phronéo) en las cosas de arriba.
Así que
concéntrate en lo que importa. Vive tu vida con propósito. Honra a Jesucristo
que dio Su vida por ti. Y Jesucristo te amará mientras que pones Su yugo.
¡Nuestro Señor es bueno!
Concéntrense en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.
Favor de escribir tus comentarios aquí. ¡¡Gracias!!
ReplyDelete