Romanos
15:7
Por tanto,
acéptense los unos a los otros,
como también Cristo nos
aceptó
para la gloria de Dios.
El contexto de
este versículo es importante. Pablo analiza las diferencias entre judíos y
gentiles en sus creencias. Explica que quienes confían firmemente en la
libertad que reciben “EN” Jesucristo deben “aceptar” a los más débiles – a los
que se aferran a sus hábitos. Porque nuestro Señor soporta nuestra débil
perspectiva sobre nuestras “viejas” vidas. Luchamos a diario con la insistencia
en los hábitos que formamos antes de “nacer de nuevo”.
Pedro, el
pescador impulsivo sin preparación, explicó este concepto con estas palabras: “Sobre
todo, manténganse fervientes en el amor mutuo, porque el amor cubre multitud de
pecados” (1 Pedro 4:8). Ni Pedro ni Pablo desean que “bajemos nuestro estándar
de santidad”. Ambos comprendieron que la demanda de Dios: “Sed santos porque YO
SOY santo” se encuentra tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Dios
no “aprueba” nuestro pecado. Debemos reunirnos con nuestro hermano y hermana
para abordar un problema cuando “sabemos” que cometen pecado.
Pero – debemos
aceptarlos / instruirlos / guiarlos / animarlos / reprenderlos con amor.
Algunos detalles pueden simplemente abordarse y luego dejarse de lado. Por
ejemplo, si alguien insiste en comer pescado todos los viernes porque cree que
no debe comer carne – está bien. Explícale algunas veces que no es necesario.
Si aún cree que es importante – acéptalo. Su fe débil no debe inhibir su
participación en el cuerpo de Cristo. Siempre y cuando los miembros de la
iglesia "entiendan" que las reglas no alteran nuestra relación con
Dios. Cuando permitimos que hermanos y hermanas más débiles vivan según sus
reglas, debemos asegurarnos de que nuestra doctrina sea CLARA para quienes
"andan" con nosotros.
Este punto
recalca la importancia del estudio exegético. Necesitamos poder leer la Biblia
tal como está escrita. No debemos “alterar” ni “espiritualizar” las Escrituras
para que digan lo que queremos. Muchas iglesias y denominaciones se han
confundido a sí mismas y a sus miembros al interpretar las Escrituras según su
propio deseo. La palabra de Dios ha sido comprensible a lo largo de los siglos
para TODOS los creyentes. Debe “tener sentido” para quienes la leen – una
VERDAD literal, histórica e infalible. Por eso, estudiamos el significado de
las palabras. Aprendemos cómo pensaban Pablo, Pedro y sus oyentes para poder
comprender con mayor claridad “el significado” de las palabras griegas que
eligieron. Buscamos claridad para definir mejor a quiénes debemos “aceptar” y
cómo debemos “aceptarlos”.
Y HACEMOS esto
para la gloria de DIOS. Luchamos, malinterpretamos, aprendemos, crecemos,
porque queremos honrar a JESUCRISTO. Y queremos aceptarnos unos a otros – tal
como CRISTO nos aceptó. Él nos imputó Su justicia – y luego nos instruyó a
“ocupar nuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12-13). Y esto lo
hacemos – quebrantadamente – “Porque ahora vemos como en un espejo,
oscuramente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero
entonces conoceré plenamente, como también he sido conocido” (1 Corintios
13:12). Así que, mis queridos hermanos y hermanas, sigamos intentando
comprender a Aquel con Quien tenemos que tratar. Sigamos intentando “aceptar” a
los más débiles mientras nos esforzamos por animarlos a ser más como Él – para la
gloria de Dios.
Por tanto,
acéptense los unos a los otros,
como también Cristo nos aceptó
para la gloria de Dios.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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