Colosenses
1:28
A ÉL nosotros proclamamos,
amonestando a todos los hombres,
y enseñando a
todos los hombres con toda sabiduría,
a fin de poder presentar a todo hombre
perfecto en CRISTO.
En la
introducción de su carta a la iglesia de Colosas, Pablo se centra en la
salvación eterna que JESUCRISTO logró para todos los creyentes en la cruz. Pablo explica que no hay nada en esta vida más importante que JESUCRISTO. ÉL es
antes a todas las cosas, y en ÉL todas las cosas sostienen (v. 17). En su
introducción – los versículos 17 - 20 son una descripción extendida de la
importancia de JESUCRISTO en SU creación.
ÉL ES primordial.
Como resultado de
esta verdad verdadera — no hay nada más importante que nuestro SEÑOR — “LE
proclamamos”. Y así debe ser. Si existe algo de suma importancia – algún
tema que exige la atención de todos – en todas partes – este tema debe ser
proclamado a toda hora – todos los días. En esta vida caída no hay tema más
importante que JESUCRISTO. Y DEBEMOS proclamarLO a toda hora – todos los días.
Vivimos y nos movemos y existimos EN ÉL – EN SU creación. Todo lo que vemos y
hacemos se ve y se hace “EN” ÉL. No hay tema más importante para nadie – en
ningún lugar.
A medida que “aprendemos”
a percibir y comprender que todo en esta “vida” se basa en la supremacía de JESUCRISTO
– comenzamos a amonestar a la gente. La gente NO entiende naturalmente QUIÉN
es la PERSONA más importante en esta vida. NO entienden cuál debería ser su
prioridad. Y Pablo nos anima a vivir como él lo hizo - “Amonestar a todo
hombre…”.
Amonestar -
νουθετέω noutheteō - Describe un efecto sobre la voluntad y la
disposición, y presupone una oposición que debe superarse. Busca corregir la
mente, corregir lo que está mal y mejorar la actitud espiritual.
JESUCRISTO es la PERSONA
que sostiene todo lo que vemos y somos. No podemos ver nada ni a nadie que no
dependa completamente de ÉL. Y debido a nuestra comprensión de esta realidad –
"amonestamos". Advertimos a los no creyentes de la certeza de
su perdición si no LO conocen. (Si bien entendemos que es por SU gracia – si es
que alguna vez lo entienden). Pero les amonestamos de la certeza del
infierno – porque nuestro SEÑOR nos lo ha instruido. Amonestamos a los
no creyentes. También amonestamos a los creyentes. No hay nada ni nadie
más importante que JESUCRISTO. ÉL es más importante que nuestras familias, que
nuestras posesiones – ÉL es nuestra máxima prioridad. ÉL es el primero. Y nos
aseguramos de que nuestras familias y hermanos en la iglesia comprendan esta
verdad. Amonestamos. Explicamos. Instruimos. Advertimos a otros sobre la
prioridad más importante – Jesucristo. Y los animamos a todos a mantener al
PRIMERO – PRIMERO. Debemos organizar nuestras vidas alrededor de ÉL. Amonestamos.
Y enseñamos.
Aprendemos que la Biblia es la palabra inerrante y perfecta de DIOS para la
humanidad. Aprendemos a confiar nuestra vida eterna a SU palabra. Y estudiamos
para enseñar con mayor eficacia. Aprendemos a definir palabras basándonos en
los idiomas originales para entender cómo los traductores llegaron a la(s)
palabra(s) que usaron para explicar el concepto que leemos en la Biblia. Aprendemos
y estudiamos para enseñar. Y enseñamos. Hacemos discípulos. Porque
nuestro SEÑOR nos lo ordenó (Mateo 28:19-20).
Enseñamos con
toda sabiduría. Al aprender la palabra de Dios – comenzamos a comprender que DIOS
tiene una teología sistemática en toda SU palabra. Aprendemos que las ideas y
conceptos enseñados en Génesis no pueden contradecir las verdades que se
encuentran en Apocalipsis. Aprendemos a aplicar estas verdades consistentes a
nosotros mismos. Y poco a poco nos volvemos sabios. Enseñamos con toda
sabiduría.
Y “el propósito
de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón limpio, de una buena
conciencia y de una fe sincera” (1 Timoteo 1:5). Aprendemos que obedecer la
palabra de DIOS nos moldea. La palabra de DIOS es viva. Nos transforma. Y
aprendemos a amar – porque ÉL nos amó primero. Y “instruimos” a otros a amar. Porque nuestros corazones han sido
purificados. Tenemos una buena conciencia porque ya no vivimos para nosotros
mismos – vivimos para JESUCRISTO. Nuestra fe es sincera. Y nuestra sinceridad
proporciona la “confianza” necesaria para que otros deseen ser enseñados. Otros
creyentes aprenden de nosotros a medida que ÉL nos moldea. Y todo es para SU
gloria. Todo lo que vemos y somos pertenece a JESUCRISTO. Somos “piedras vivas”
– edificando sobre SU fundación. Y anhelamos que cada creyente sea presentado
como “completo (perfecto)” – para que nuestro SEÑOR les diga – “Bien hecho, mi
buen siervo y fiel” (Mateo 25) – cuando dejen esta vida confusa.
Los creyentes
debemos ser personas con prioridades claras - como Pablo. No hay nada ni nadie
más importante que JESUCRISTO – en cualquier lugar y en cualquier momento. ÉL
es la razón de todo lo que vemos y somos. Y debemos compartir esta verdad –
esta realidad – en todo momento. Mientras que crecemos “en” ÉL estudiando y
aplicando SU palabra y compartiéndoLE constantemente.
A ÉL nosotros proclamamos,
amonestando a todos los hombres,
y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría,
a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en CRISTO.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete