Salmos 9:1
Daré
gracias al Señor con todo mi corazón;
Todas Tus maravillas contaré.
Daré gracias al
Señor… Esta ES una excelente manera de “hacer” hoy – todo el día. Y, de hecho,
todos los días. Es un excelente hábito “contar nuestras bendiciones”. El hecho
de que tengamos ojos que nos permitan leer estas palabras, oídos para escuchar
a los demás, cerebros que puedan interpretar las imágenes que les transmitimos
a través de nuestros ojos y oídos… ¡Tenemos MUCHÍSIMO por lo que estar
agradecidos!
David era un
hombre apasionado. ¡Danzaba para el SEÑOR! (2 Samuel 6:14). Lo que David
sentía, lo sentía profundamente. Estaba agradecido con todo su corazón.
David entendió el privilegio que le había sido dado al tener una relación con
su Creador. Nuestro SEÑOR es un SER distinto. ÉL ES santo. Siempre ha sido
eternamente perfecto. No necesitaba establecer una relación con nosotros. Pero –
porque nos ama – nos redimió. Restauró nuestra relación con ÉL. Y tenemos el
honor, el privilegio y la bendición de llamar a DIOS – Papá. ¡ÉL disfruta de
una relación personal con nosotros! No por nada que hayamos hecho. ¡Sino porque
nos ama y quiere compartir Su gloria y presencia eternas con nosotros!
¡Estaremos en Su presencia dentro de un millón de años! Y nos regocijaremos en
ÉL. ¡Lo alabaremos por todo lo que ÉL ES y ha hecho por nosotros! Estaremos
agradecidos con TODO nuestro corazón – en un millón de años… Y ahora – SI tan
solo consideramos todo lo que DIOS ES y lo que ÉL ha hecho.
Hablaré de todas
tus maravillas (obras maravillosas, cosas difíciles, milagros). Nuestro Señor
ha hecho muchas cosas increíbles. Ya mencionamos nuestros ojos, oídos y
cerebro. Nuestros cuerpos son increíblemente complejos. Cuando las sustancias
químicas orgánicas se desequilibran ligeramente, sufrimos dramáticamente.
Nuestros cuerpos son extremadamente sensibles a las sustancias químicas que
necesitan para funcionar correctamente. Fuimos creados de manera asombrosa y
maravillosa (Salmos 139:14). En el mismo sentido – pero al lado “macro” – el
universo se expande más rápido que la velocidad de la luz. Las estrellas que
apenas hemos fotografiado son hermosas. Desafían nuestra comprensión de la
física tal como la conocemos. Nuestro Señor disfruta de Su poder. Disfruta de Su
creatividad. Y la exhibe en todo su esplendor, en el universo y a nivel
microscópico. Los átomos no son sólidos. Son fragmentos de energía vibrantes (a
nivel subatómico). No entendemos mucho de física cuántica. Pero podemos “medir”
parte de ella.
De todos los
milagros maravillosos de Dios – el que LE “costó” fue el que nos da la
eternidad con Él. El único milagro que Dios realizó – que requirió la
separación de Su único Hijo del Padre y del Espíritu Santo – es nuestra
salvación. Dios no solo nos salvó en la cruz – sino que conquistó la muerte.
Restauró la creación. Un día, la creación será liberada de la angustia que
actualmente padece. Gracias al milagro que Dios realizó en la cruz.
Nuestro Señor es
grande. De verdad – más allá de nuestra comprensión – ¡GRANDE! Hay detalles en
la cruz que no entendemos. Quizás nunca lo entenderemos. Lo que SÍ podemos
hacer es –“observar” lo que la Biblia nos dice sobre la cruz. Y podemos estar
profundamente agradecidos. Nuestro Señor nos dio la eternidad con Él. Porque
así lo decidió. El precio que pagó para darnos la eternidad con Él está más
allá de nuestra comprensión. Pagó un precio infinito por cada uno de nosotros.
(Nuestro castigo eterno fue pagado en su totalidad). No podemos entender lo que
esto significa. Somos seres finitos. Aunque no podamos entenderlo – SÍ podemos estar
agradecidos. Todo el día. Hoy.
¿Y saben qué pasa
cuando estamos agradecidos? Es interesante… Nos volvemos más pacientes.
Nuestras expectativas de quienes nos rodean disminuyen – o desaparecen. Cuando
practicamos estar agradecido. Nuestro
orgullo disminuye. Porque alguien que está agradecido se da cuenta de que no
merece lo que le espera. Cuando estamos agradecidos por la eternidad en el
cielo – no exigimos tanto de quienes nos rodean. En cambio, queremos ayudarlos.
Estar agradecido genera humildad. Una persona agradecida no se percibe a sí
misma como mejor o más importante. Porque no tenemos nada que nos haga mejores.
Nuestro Señor nos ha dado la eternidad con Él. También nos ha dado todas las
habilidades y talentos que tenemos. Cuando estamos agradecidos – llegamos a
cualquier circunstancia solo deseoso de ayudar. Porque nuestro Señor nos sirvió
primero. En la cruz. Y estamos profunda y apasionadamente agradecidos.
Daré gracias al Señor con todo mi corazón; Todas Tus maravillas contaré.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete