Thursday, June 6, 2024

Solo Un Pequeño Paseo Con Jesucristo

Miqueas 6:8
Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno.
¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti,
Sino solo practicar la justicia, amar la misericordia,
Y andar humildemente con tu Dios? 

Nuestro SEÑOR ha declarado en varios lugares, en varios momentos a lo largo de la historia humana - “lo que es bueno”.  ¿Y qué demanda de nosotros?

“Solo”esta palabra está llena de significado.  Este “solo” es un concepto espiritual, emocional e intelectual inalcanzable para nosotros, los seres humanos caídos.  Pero ese es el punto de este versículo y de muchos otros “momentos” a lo largo de la historia humana donde nuestro SEÑOR requiere lo inalcanzable / imposible.  Desarrollaremos este tema al final...

Lo "primero" que el SEÑOR "solo" requiere es "practicar la justicia".  Sed santos porque YO SOY santo.  (1 Pe. 1:16) En nuestro mejor día – éticamente hablando – nuestra justicia es como un trapo menstrual desechado que las mujeres judías usaban en la antigüedad. (Is. 64:6) Los trapos se consideraban “inmundos” al igual que la mujer que estaba menstruando.  (Lv. 15:19-33) No somos capaces, en nuestro estado “caído”, de “ser santos” basándonos en nuestro deseo racional de serlo.  Distorsionamos la vida en nuestra pecaminosidad.  Nuestras percepciones de nosotros mismos y de los demás están “torcidas” por el pecado.  (Pro. 3:5-6) No podemos confiar en nuestro propio entendimiento.  Entonces, para “comenzar” a practicar la justicia, debemos morir.  (Lu. 9:23) Es cuando nos damos cuenta de nuestra incapacidad de “ser santos” que – por la gracia de Dios y nuestra total dependencia de ÉL – nos volvemos santos.  Inmediatamente después de darnos cuenta y reconocer conscientemente que LO necesitamos.  “En nuestra debilidad, ÉL es fuerte”.  Entonces, “sólo” tenemos que practicar la justicia.

El siguiente "solo" concepto requerido por nuestro SEÑOR es "amar la misericordia".  Si pensamos en esto lenta y claramente, odiamos la misericordia.  Nos encanta decirnos a nosotros mismos que somos "mejores" que esa persona.  Nuestro conocimiento de la Biblia nos ha hecho más “conscientes” de cómo piensa DIOS.  (Esto es gracioso si se considera detenidamente.) No amamos la misericordia.   “Aprendemos” a perdonar porque somos perdonados.  Pero no “amamos” la misericordia automáticamente.  Tenemos que detenernos y pensar en lo críticos que somos – pedir perdón a DIOS – y luego esforzarnos por ser misericordiosos.  Pero no “amamos” la misericordia.  No es “quiénes” somos por naturaleza.
Combine “amar misericordia” con el primer requisito – “practicar la justicia” – y este escenario se vuelve aún más imposible.  Cuando “yo” me esfuerzo por “hacer justicia”, me concentro en “hacer lo correcto”.  Tan pronto como me concentro en “hacer justicia”, me siento orgulloso de mi comportamiento.  Me digo a mí mismo rápida y regularmenteal menos no soy como él.  A mí me va mejor que a ella.  La misericordia se olvida en mi deseo de “hacer justicia”.  La combinación de estas dos actitudes para un pecador es más que imposible de lograr por sí solo.

Agregue a esta tarea imposible lo último “solo” que nuestro SEÑOR requiere de nosotros –caminar humildemente.  No somos seres humildes por naturaleza.  No queremos ser humildes.  La Biblia (Nuevo Testamento) habla de sumisión.  Y lo olvidamos regularmente.  ¿Cuánto MÁS rápidamente olvidamos la humildad cuando intentamos “hacer justicia” y “amar la misericordia”?  Si, en algún día inusual, pudiera hacer lo “correcto” y “amar a los demás que no pueden hacerlo” – SI pudiera lograr eso por un momento – estaría tan orgulloso de mí por haberlo logrado que mi humildad fuera olvidado.  (Y me reiría de mí mismo al compartir el pensamiento con mi SEÑOR.)

Entonces, veamos estos tres conceptos que nuestro SEÑOR “sólo” requiere de nosotros.  Solos, nos resulta imposible lograrlos.  No “practicamos la justicia”.  No “amamos la misericordia”.  Y no “caminamos humildemente con nadie” – mucho menos con ÉL.  Cuando estos tres conceptos se entrelazan, se vuelven aún más imposibles para mí.  Cada uno por separado, me crea más obstáculos en mi relación con ÉL.  Al intentar cada uno de ellos –por mi cuenta– creo un fracaso en mi deseo de lograrlos.  No puedo hacer esto.

Y ese es el punto de la declaración de Miqueas.  Nuestro SEÑOR “solo” quiere lo imposible para nosotros.  Lo que es imposible para nosotros es – fácil – para ÉL.  Debemos morir y permitir que ÉL nos guíe si queremos serLE útiles.
Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera. (Mt. 11:29-30)
Necesitamos más de ÉL y menos de nosotros – todo el tiempo.  JESUCRISTO es nuestra única esperanza.  Y ÉL es fiel en responder – si “solo” LE pedimos que nos ayude.

1 comment:

Cambios Profundos

2 Corintios 7:1  Por tanto,  amados,  teniendo estas promesas,  limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la...