Salmos 4:8
En paz me acostaré y así
también dormiré,
Porque solo Tú, Señor, me haces vivir seguro.
Cuando creces en un
hogar abusivo, no puedes disfrutar del sueño.
Cerrar los ojos sólo aumenta el peligro potencial de ser
sorprendido. La posición fetal,
acurrucada en una bola apretada, proporciona la mayor protección, incluso si es
sólo una protección “imaginada".
Cuando el Señor de toda la creación entra en nuestras vidas, las cosas
cambian dramáticamente. Hay paz. Primero, y lo más importante de todo – la paz con nuestro Creador. Estamos completamente perdonados de todos
nuestros pecados – pasados, presentes y
futuros. Nos convertimos en Sus hijos adoptivos – en esta vida. No podemos “ver” ni comprender las
ramificaciones de ser Sus “escogidos” – pero entendemos que lo somos. Y
la “paz” que Él nos da porque nos reconcilió conSigo Mismo (2 Cor. 5:19) es profunda.
Es eterno (desde el momento en que somos salvos hasta la eternidad
futura). Nada puede alterar o dañar la
paz que Él nos derramó en la cruz. Somos
permanentemente redimidos y reconciliados con nuestro Padre. Para siempre.
El contraste entre un hogar abusivo y la paz en nuestros corazones
proporcionada por el Señor viviente se vuelve profundamente claro cuando
reclinamos la cabeza sobre una almohada.
“En paz me acostaré y así también dormiré.” Ya no existe la necesidad ni el deseo de
hacerse una bola apretada. Hay
calma en el alma. Y esta “paz” –
proporcionada por el amoroso Señor que reconcilió al “mundo” (Sus escogidos)
conSigo Mismo – no sería tan profunda ni tan placentera
si el hogar no hubiera sido abusivo.
Aquí es donde las palabras de Santiago 1:2 se vuelven más claras. “Tened por sumo gozo cuando se hallen en diversas pruebas…” Las pruebas profundizan el
deseo del consuelo que el Señor proporcionará después de que pasen las
pruebas. Las pruebas agudizan el aprecio
que uno tiene por lo que el Señor ha hecho.
En Salmo 4, David pasó años escondiéndose de Saúl para poder
sobrevivir. David era el rey elegido por
Dios – pero no podía disfrutar de los beneficios de su posición como rey –
todavía no. Y aquí estamos, 30 siglos
después de que David viviera, somos Sus “escogidos”, pero todavía
no. Al igual que David, podemos
“descansar” sabiendo que nuestro Señor tiene el control. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros?” (Rom. 8:30) La respuesta a la
pregunta retórica de Pablo en Romanos es – nadie. Podemos acostarnos en
paz. Nuestro Padre celestial tiene todo
bajo control. Y podemos dormir
tranquilos sabiendo que, tarde o temprano – Lo veremos tal como Él
es. Y la eternidad será mucho más
hermosa que esta vida. Allí - la paz es perfecta y no se pierda. Nunca.
Favor de escribir comentarios aquí. Gracias.
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