Salmos 113:5-6
¿Quién es como el Señor nuestro Dios,
Que está sentado en las alturas,
Que se humilla para mirar
Lo que hay en el cielo y en la tierra?
El 7
de enero de 1855, el pastor de la Capilla de New Park Street, Southwark,
Inglaterra, abrió su sermón de la siguiente manera: “Algunos han dicho que
‘el estudio apropiado de la humanidad es el hombre’. No me opondré a la idea, pero creo que es
igualmente cierto que el estudio adecuado de los elegidos de Dios es Dios; el
estudio apropiado de un cristiano es la Deidad.
La ciencia más elevada, la especulación más elevada, la filosofía más
poderosa que jamás pueda captar la atención de un hijo de Dios, es el nombre,
la naturaleza, la Persona, la obra, las acciones y la existencia del gran Dios
a quien él(la) llama su Padre.
Hay
algo sumamente mejorador para la mente en la contemplación de la
Divinidad. Es un tema tan vasto que
todos nuestros pensamientos se pierden en Su inmensidad; tan profundo, que
nuestro orgullo se ahoga en Su infinito.
Otros temas que podemos luchar y abordar; en ellos sentimos una especie
de autocontento y seguimos nuestro camino con el pensamiento: ‘He aquí, soy
sabio’. Pero cuando llegamos a esta ciencia maestra, descubrimos que nuestra
plomada no puede sondear su profundidad y que nuestro ojo de águila no podemos
ver su altura, nos volvemos con el pensamiento de que el hombre vanidoso sería
sabio, pero es como un pollino de asno montés; y con solemne exclamación:
"Soy de ayer y no sé nada". Ningún tema de contemplación tenderá más
a humillar la mente que los pensamientos de Dios...
Pero
si bien el tema humilla la mente, también la expande. Aquel que piensa a menudo en Dios, tendrá una
mente más grande que el hombre que simplemente camina sobre este estrecho
globo... El estudio más excelente para expandir el alma, es la ciencia de
Jesucristo, y Él crucificado, y el conocimiento de la Divinidad, en la gloriosa
Trinidad. Nada ampliará tanto el
intelecto, nada magnificará tanto el alma del hombre como una investigación
devota, seria y continua del gran tema de la Deidad.
Y,
aunque humillante y expansivo, este tema es eminentemente consolador. Oh, hay, en la contemplación de Jesucristo,
un bálsamo para cada herida; al reflexionar sobre el Padre, hay una quietud
para cada dolor; y en la influencia del Espíritu Santo, hay un ungüento para
cada llaga. ¿Perderías tu pena? ¿Ahogarías tus preocupaciones? Entonces ve, sumérgete en el mar más profundo
de la Divinidad; perderse en Su inmensidad; y saldrás como de un lecho de
descanso, refrescado y vigorizado. No
conozco nada que pueda consolar tanto el alma; así calma las crecientes oleadas
de tristeza y pena; así habla paz a los vientos de la prueba, como un devoto
reflexionando sobre el tema de la Divinidad.
Es a ese tema al que os invito esta mañana.”
Estas palabras,
pronunciadas hace casi dos siglos por Charles Hadden Spurgeon (¡en ese momento,
increíblemente, sólo tenía 20 años!) eran ciertas entonces, y lo son ahora.
Porque mis
pensamientos no son sus pensamientos
ni sus caminos son mis caminos, dice el
SEÑOR.
Is. 55:8
Nuestro DIOS no
es como nosotros. ÉL es eterno. ÉL es otro.
Nunca lo comprenderemos verdaderamente.
Podemos CONOCER ciertos aspectos de SU carácter. ÉL es amor.
ÉL se humilla y nos mira desde arriba.
Porque ÉL nos creó y sabe que no somos más que polvo. Sin embargo, ÉL todavía nos ama. Y debemos estar siempre agradecidos de que ÉL
haya elegido crearnos a nosotros y a esta creación donde “vivimos”. ÉL lo renovará todo. En SU tiempo y a SU manera. Y estaremos aún más agradecidos por todo lo
que ÉL ha hecho por nosotros.
¡Deberíamos pasar el día mirando SU creación, mirando a todas las
personas que ÉL ha creado y diciéndoLe gracias!
¡¡Lo mejor está por llegar!!
Salmos 113:5-6
¿Quién es como el Señor nuestro Dios,
Que está sentado en las alturas,
Que se humilla para mirar
Lo que hay en el cielo y en la tierra?
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDeleteBuenos días! Voy retrasada con los devocionales pero este mensaje me llegó en el preciso momento. Dios es bueno y su tiempo es perfecto!
ReplyDeleteAsí es. Nuestro Señor sabía que esta mensaje, escrito casí 200 años atrás te servirá. Nuestro Señor es BUENO y amoroso.
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