Jeremías 9:23-24
Así dice el Señor:
"No se
gloríe el sabio de su sabiduría,
Ni se gloríe el poderoso de su poder,
Ni el rico se gloríe de su riqueza;
Pero si alguien se gloría, gloríese de esto:
De que me entiende y me conoce,
Pues Yo soy el Señor que hago misericordia,
Derecho y justicia en la tierra,
Porque en estas cosas me complazco", declara el Señor.
Jeremías
profetizó a los judíos mientras su país caía (627 – 582 a.C.). Al final de su ministerio, Jerusalén fue
capturada por Babilonia. Nabucodonosor
tomó cautivos a los judíos conquistados.
"La historia se repite".
En la época de Jeremías – al igual que hoy – el pueblo ignoraba al Señor
viviente incluso mientras “caminaban” por el templo. Ellos “pensaron” en Él pero sólo lo honraron
con sus labios. Hoy en día tenemos
personas que “van a la iglesia”. Es algo
“bueno” que hacer. Pero no reconocen a
Dios con sus vidas. Y las consecuencias
para nosotros siguen siendo las mismas que para Israel.
Y en
el capítulo 9 de su libro profético, Jeremías ofrece una verdadera solución –
una respuesta sólida a la creciente confusión, dolor y castigo que tuvo lugar
en Israel hace 2,700 años y que vemos ocurrir a nuestro alrededor. Jeremías elimina sistemáticamente todo
pensamiento de orgullo que podamos intentar.
En el versículo 23, Jeremías dice:
No se gloríe en nuestro conocimiento bíblico.
No crea que el conocimiento de Su palabra es algo de lo que podemos
jactarnos. Porque no conseguimos la sabiduría
por nosotros mismos. Tampoco podemos gloriar
de nuestra posición en la vida. Si
tenemos una empresa o mucha influencia sobre otros, esto no es algo que
“nosotros” hayamos hecho. Y, sobre todo
en Estados Unidos, no podemos jactar del dinero que tenemos. El dinero que Estados Unidos tiene hoy es el
resultado de que hombres pecadores “inventaron” nuevas e insidiosas formas de
manipular la moneda para “crear” más riqueza.
Este tremendo “castillo de naipes” (house of cards) se caerá. Las mentiras que todos vivimos en este país
se basan en una deuda nacional que nadie puede pagar. El “fin” de esta serie de mentiras creadas
por la manipulación económica no es bueno para nadie. Pero, hagas lo que hagas, no “creas” que
mereces o has ganado lo que tienes.
Vivimos una “mentira” en este país.
Y llegará a su fin.
Y
después de destruir las mentiras a las que los creyentes tendemos a aferrarnos
– nuestra “sabiduría”, nuestra “influencia”, nuestra “riqueza” – después de que
Jeremías nos dice que no podemos confiar en ninguna de estas creencias falsas –
¿dónde termina?
En el versículo 24, Jeremías ofrece la única solución verdadera
a cualquier problema o dilema en esta vida caída – Nuestro Señor – en Su gracia,
bondad y amor eterno – nos eligió para CONOCERLO. Y esto es todo lo que todos tenemos que
importa. LO CONOCEMOS. Y Él debería ser nuestra respuesta para todas
las dolencias de esta vida “caída”.
Dolencias físicas, agitación emocional, pecados que son castigados. La respuesta a toda la confusión que vemos y
sentimos a nuestro alrededor es – CONOCEMOS A JESUCRISTO. Y ÉL se llevará el crédito por nuestro
conocimiento de ÉL. Nosotros no
“elegimos” ni siquiera esto.
TODA la
gloria – TODA – Le pertenece a ÉL.
Y no
necesitamos nada más. Él es nuestra
respuesta. Y Él está con nosotros
mientras caminamos por el “valle de sombra de muerte”. Esta vida es el valle donde la muerte se
cierne sobre nosotros con certeza. Pero
Jesucristo está ahí, con nosotros y no debemos “temer ningún mal”. Hasta la muerte ha sido conquistado por Él. No tenemos nada a temer. Absolutamante Nada.
Así
que seguimos adelante, hermanos y hermanas.
Animar a los que están enfermos, aconsejar a los que están confundidos,
amonestar a los que eligen pecar. Ésta
es nuestra tarea, por ahora. Y ÉL es
nuestra esperanza, nuestro refugio. La
única Persona de la que debemos jactarnos.
“Puestos los ojos en Jesucristo, el autor y consumador de la fe”. (He. 12:2) Nos jactamos sólo de Él y de lo
que ha hecho. Él es bueno. Y Él merece nuestra alabanza, especialmente
ahora que la vida se vuelve más confusa.
Jeremías 9:23-24
Así dice el Señor:
"No se gloríe el sabio de su sabiduría,
Ni se gloríe el poderoso de su poder,
Ni el rico se gloríe de su riqueza;
Pero si alguien se gloría, gloríese de esto:
De que me entiende y me conoce,
Pues Yo soy el Señor que hago misericordia,
Derecho y justicia en la tierra,
Porque en estas cosas me complazco", declara el Señor.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
ReplyDelete