Juan 11:25-26
Jesús le contestó:
“YO SOY la resurrección y la vida;
el que
cree en Mí,
aunque muera,
vivirá,
y todo el que vive y
cree en Mí,
no morirá jamás.
¿Crees esto?”
Para
entender verdaderamente este pasaje, necesitamos entender el “contexto”. Jesucristo le habla a Marta, la ocupada y
responsable hermana de Lázaro. Están en
Betania, no lejos de Jerusalén.
Jesucristo será crucificado varios días después de esta
conversación. María y Marta habían
solicitado la presencia de Jesús varios días antes. Retrasó su llegada para demostrar QUIÉN ERA
(y ES) ÉL. (En tan solo unos “minutos”,
resucitará a Lázaro de entre los muertos).
Mientras
Jesucristo entraba al “pueblo” de Betania, Marta salió a Su encuentro y Le
reprendió por llegar tarde. Lázaro había
muerto. No sería bueno que seamos
críticos con Marta. Castigamos a
Jesucristo diariamente cuando nos quejamos de los detalles de nuestras vidas
con los que no estamos de acuerdo o con los que no disfrutamos. Haríamos bien en darnos cuenta de que cada
aspecto de nuestras vidas está soberanamente permitido por nuestro amoroso y
viviente Señor para Su gloria y nuestro beneficio. Cada detalle… (Sería prudente “considerar”
esto).
En
este pasaje (Juan 11:25-26), leemos Su respuesta a las dudas y acusaciones de
Marta. Si leemos e interpretamos Su
respuesta desde una perspectiva puramente teológica, Jesucristo sólo está
reiterando lo que SABEMOS y CREEMOS. ÉL
ES soberano. Lo que ÉL ha declarado SUCEDERÁ.
SI CREEMOS en ÉL, viviremos.
Simplemente no hay manera de alterar esta verdad. Y CREEMOS en ÉL porque ÉL nos reconcilió
consigo mismo (2 Cor. 5). Esta es SU
bendición soberana y eterna para nosotros.
El
versículo 25 es otra de las “YO SOY” declaraciones de Jesucristo que se
encuentran en el libro de Juan. “YO
SOY la resurrección y la vida”. La
tumba vacía en la mañana de Pascua confirma históricamente (sobre esta bola de
tierra polvorienta que llamamos “el mundo”) la promesa que Jesucristo le hizo a
Marta en Betania. Jesucristo venció el
pecado y la muerte en la cruz. Murió en
nuestro lugar. Y ÉL fue el primero de
muchos en resucitar. Toda persona que el
Dios soberano y omnisciente del universo “escogió” será RESUCITADA. Seremos perfectos – en nuestros cuerpos
sobrenaturales y en nuestra justicia moral.
NO porque hayamos hecho algo SINO porque Dios “imputó” (puso) en
nosotros la justicia de Su perfecto Hijo, Jesucristo, y nos vistió con cuerpos
inmortales (para los de la “iglesia” – en el rapto). Somos “salvos”, pero todavía no. Aún no.
Pasaremos la cantidad de años que nuestro Señor quiere que pasemos en
esta tierra, atrapados en estos cuerpos egoístas y egocéntricos que luchan por “crecer”
a nuestra semejanza de Jesucristo. Este
proceso de luchar con nuestro yo pecaminoso se llama
"santificación". Debemos
aprender a “morir” para poder “vivir”.
Vivir “en” y “para” Jesucristo, no para nosotros mismos.
Las
palabras que Jesucristo le habló a Marta (aparentemente en presencia del amado
discípulo Juan – las escribió) son ciertas.
ÉL ES la resurrección. ÉL fue
resucitado de entre los muertos por SU PADRE para que nosotros podamos
experimentar lo mismo. En SU
tiempo. ÉL ha declarado esto a SER. Podemos (y debemos) creerLe a ÉL hoy. SI Le creemos hoy, viviremos hoy de manera
diferente. Lo honraremos más. Hoy.
ÉL ES
la vida. Somos “bendecidos” de “nacer de
nuevo”. (Juan 3) La gran mayoría de las personas que verá hoy
no han “nacido de nuevo”. Sufrirán la
muerte segunda (arrojados al lago de fuego - Apoc. 21). Durante los últimos
veinte siglos, muchos creyentes han muerto (primera muerte). Están VIVOS en ÉL.
Hoy. ÉL ES la “vida”. Vida eterna para aquellos de nosotros que
“creemos”. Y nunca, jamás moriremos
porque ÉL nos amó primero. Debemos amarLo. Hoy.
Todo el día. 😊
Jesús le contestó:
“YO SOY la resurrección y la vida;
el que cree en Mí,
aunque muera,
vivirá,
y todo el que vive y cree en Mí,
no morirá jamás.
¿Crees esto?”
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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