Gálatas
3:28
No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay hombre ni mujer,
porque todos son uno en Cristo Jesús.
Juan 3:3 - JESÚS le respondió: “De cierto, de cierto te digo, que
el que no nace de nuevo, no puede ver el
reino de Dios”. Nuestro SEÑOR tiene un plan. Un plan eterno. ÉL es
omnisciente. ÉL conoce el fin desde el principio (Isaías 46:10). En SU plan
eterno, ÉL requería que todo aquel que quisiera ser “salvado” de SU ira “naciera
de nuevo”. SER completamente renovado. Hay un “nuevo” SER dentro de cada uno de
nosotros (que somos "salvos"). Un hijo eterno y adoptivo de DIOS. No podemos percibir a esta “nueva”
persona dentro de nosotros, pero «él» (neutro) está ahí. El ESPÍRITU SANTO
quiere nutrir a este nuevo “SER” que “nació” en el momento en que fuimos “salvados”.
Y este nuevo SER
dentro de nosotros no tiene una “cultura” que seguir (o a la que adherirse) en
este mundo caído. Esta nueva “persona” quiere ser como JESUCRISTO. Esta nueva
persona no es judía ni griega (gentil), no tiene estatus social (esclavo / libre
/ rico / pobre), no tiene género – porque TODOS somos “hijos (neutro) de DIOS”
(Gálatas 3:26). Este nuevo SER es
eterno. Lleva un cuerpo inmortal que
todavía no ha sido puesto. Pero –
nuestro DIOS lo SABE. ÉL lo planeó. Y – nos mostrará "el resto" de SU plan en SU “tiempo”. Porque NOS ama. Eternamente nos ama.
Si tan solo nos
enfocáramos en nuestra “nueva” vida. Si tan solo dejáramos ir nuestros hábitos
carnales y nuestra “vieja” vida. ¡Seríamos “LIBRES”! “Si
permanecen en MI palabra… la verdad los hará
LIBRES” (Juan 8:31-32 – de su “viejo” yo / viejos hábitos / cultura /
pecados habituales).
“El suelo
es plano al pie de la cruz.”
Este es un “dicho” antiguo. Pero
bíblicamente cierto. Ante nuestro SEÑOR – nadie es mejor que nadie. Si somos
“salvos” de la santa ira de Dios – es por SU gracia. No podemos atribuirnos
ninguna “acción” que nos salve. DIOS lo hizo.
Porque ÉL libremente lo “eligió”. Y nadie – absolutamente nadie – es
“mejor” que nadie “en” CRISTO. Nacemos de nuevo por SU amor, SU gracia
soberana. Y debemos ATESORAR este conocimiento / entendimiento provisto por SU
gracia – SU amor.
Nuestro DIOS
soberano y omnisciente tiene un plan. Un plan eterno. Y parte de SU plan es
salvar a un remanente (Génesis 45:7; Romanos 11:5). DIOS escogió a los débiles,
a los necios, para honrarLO (1 Corintios 1:27). Y quienes hemos sido
divinamente escogidos, debemos corresponder a todos nuestros hermanos y
hermanas en CRISTO con corazones llenos de amor. Debemos demostrarles – primero
a ellos – y luego a los demás que nos espera la eternidad.
Por “ahora”
– “andamos” en cuerpos mortales. Podemos dar todo lo que somos y poseemos, porque TODO está hecho de polvo.
Deberíamos ser libres de amar y dar – porque no estamos en “nuestro hogar”.
Esta vida NO es donde pasaremos la eternidad. En nuestra “nueva vida” – somos
libres de amar y dar. Porque nuestro SEÑOR
nos ha hecho “nacer de nuevo”. En nuestros cuerpos eternos e inmortales – somos
iguales. Somos eternos “hijos de DIOS”. Ya que esta verdad es nuestro “fin” – déjanos
vivir hoy con esta verdad como nuestra realidad. Sé generoso con el polvo que
posees. Sé amable. Comparte el amor que fluye de tu “nuevo” corazón. Y disfruta
de “la unidad” que nuestro SEÑOR nos ha dado. La eterna “unidad” de SER un hijo
de DIOS.
No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay hombre ni mujer,
porque todos son uno en Cristo Jesús.