Hebreos
12:28
Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible,
demostremos (tenemos) gratitud,
mediante la cual ofrezcamos a Dios
un servicio aceptable
con temor y reverencia;
Puesto que
tenemos un cielo eterno, un reino inconmovible, en la presencia de un DIOS
eternamente santo, santo, santo. Debemos
“considerar” lo que TENEMOS. El
don eterno de la salvación del castigo por nuestros pecados nos fue DADO. No
buscamos este don. Ni siquiera sabíamos que lo necesitábamos. Pero nuestro SEÑOR
soberano y generoso tiene un plan. Y en SU eterna gracia – nos incluyó. “Entendemos”
que JESUCRISTO nació de una mujer y murió una muerte eternamente dolorosa para
que nuestros pecados fueran PAGADOS. Somos eternamente REDIMIDOS. Nuestra deuda
ha sido pagada por completo. Para siempre.
¿Y cuál es una
respuesta “razonable” por haber recibido una existencia eterna en perfección? TODO lo que tenemos. TODO lo que
somos. Debemos “demostrar” (la palabra griega – ἔχειν significa literalmente tener en, sobre, alrededor
/ disfrutar, tener a disposición) gratitud. Una persona que comprende y
recuerda claramente que tiene garantizada una existencia eterna
en el cielo experimenta varias transformaciones inevitables en su forma de vivir
esta vida. La profunda gratitud que una persona “salva” siente por la eternidad
que le espera se traduce en mayor paciencia. Mayor humildad. Menos demandas o exigencias
en esta vida del polvo. La gratitud le hace más amorosa, más generosa y más
dispuesta a anteponer las necesidades de los demás.
Porque esta vida del
polvo es breve. Sesenta – setenta – tal vez ochenta años y se acabó. E incluso
si viviéramos más de cien años – ¿qué es eso comparado con la eternidad? Nada.
Una gota en el océano de la existencia junto a nuestro SEÑOR. Por lo tanto –
haríamos bien en considerar lo que hemos recibido. Un reino inconmovible. Porque este reino
pertenece al CREADOR de todo. Nada puede mover (sacudir) lo que ÉL declara inconmovible.
Y nuestra
respuesta a SU eterno amor fiel — SU hesed — es todo lo que
tenemos y somos en esta vida caída. TODO. Absolutamente TODO. Tiempo. Dinero.
Cuerpo. Esfuerzo emocional. Esfuerzo físico. Alimento. Comodidad. Entregamos
TODO a ÉL. Queremos ofrecerLE un “servicio aceptable con temor y reverencia”
por la eternidad que nos espera. Dejamos de buscar lo que deseamos.
Simplemente, de forma profunda, honesta y sincera, queremos HONRARLO. La
gratitud que sentimos (que demostramos) debe ser un intento sincero de
honrar lo que DIOS ha hecho. La eternidad. Con ÉL. Porque nos amó.
Y una respuesta “razonable”
de seres finitos a nuestro SEÑOR, quien nos ha “salvado” eternamente, debería
ser TODO lo que tenemos y somos. TODO. (Ni siquiera consideraremos el extenso
argumento de que todo lo que tenemos y somos le pertenece a ÉL. 😊) La eterna gratitud que sentimos por nuestro
SEÑOR nos llevará a entregarLE todo lo que somos a ÉL y a los demás. Nuestro
amor crecerá a medida que profundicemos en la comprensión de “LO QUE” DIOS ha
hecho. Eternidad en perfección. Perdonados por todo el daño que causamos. Y la
gratitud que brota de nuestros corazones se demostrará. A ÉL. En actos
de amor y bondad hacia ÉL y hacia los demás.
Y “gastaremos”
nuestras vidas a hacer el bien a los demás porque así podemos brillar para ÉL.
Realizaremos estas acciones con reverencia y temor porque “nuestro DIOS es un fuego
consumidor” (Hebreos 12:29). ÉL razonablemente tiene la expectativa que “gastemos”
nuestras vidas a honrarLO con gratitud. Y debemos HACERLO con entusiasmo.
Debemos amarLO con pasión y a los hijos e hijas que “asisten a la iglesia” con
nosotros. Porque ÉL nos amó primero.
Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos (tenemos) gratitud,
mediante la cual ofrezcamos a Dios
un servicio aceptable
con temor y reverencia;
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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