Colosenses
3:15
Que la paz de Cristo reine en sus
corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean
agradecidos.
¡Que reine la paz
de Cristo! Bajo todos los desafíos e incomodidades que trae esta vida caída –
tenemos paz con nuestro Creador. Nuestra relación eterna con Él fue establecida
en la cruz. Y haríamos BIEN en recordarlo siempre. ¡Que SU paz reine en
nuestros corazones!
En nuestros
corazones… ¡Qué lugar tan peligroso para que nuestro SEÑOR coloque SU trono y
nuestra paz! Nuestros corazones engañosos, embusteros y orgullosos. Y ese es el
lugar donde nuestro SEÑOR quiere reinar. Nuestro confusión. Nuestro autoengaño. Nuestro orgullo. ÉL quiere reinar allí. Y al reinar - ÉL trae
la paz.
Nuestros
corazones engañosos crean estrés, ansiedad, ira, orgullo… Nosotros — de alguna
manera pecaminosa y perversa — “disfrutamos” de estar “equivocados” – incluso
después de haber sido “salvados”. (Si no lo “disfrutáramos” – ¡dejaríamos de
hacerlo!). Y en este lugar inestable, volátil y confuso es donde nuestro SEÑOR
quiere permanecer. ¡Miren la profundidad de SU amor! Él nos conoce mejor que
nosotros mismos. Aun así, Él anhela “caminar” con nosotros en nuestra confusión
y orgullo cotidianos. Anhela brindarnos la paz que Él creó en la cruz. Solo
necesitamos rendirnos a Él – y Él y Su paz estarán presentes. Inmediatamente.
¡ÉL ES un DIOS bueno! DIOS de hesed.
Y miren “dónde”
debemos “compartir” nuestra paz. En Su
cuerpo. La iglesia fue creada para ser una fuente de consuelo. Un lugar de ánimo. Cuando “la gente” de Su
cuerpo comparten Su paz – ¡Su cuerpo es un BUEN lugar para ESTAR! A medida que
avanzamos hacia la confusión moral – Su cuerpo sufre. Los miembros de Su cuerpo
buscan con mayor frecuencia sus propios intereses. Viven menos para Su cuerpo y
más para sí mismos. Esta actitud daña Su paz. La vida existe para glorificar a
JESUCRISTO. Nada más. En ningún lugar. Jamás.
Cuando
compartimos SU paz en SU cuerpo – la vida fluye. Todo lo que “experimentamos”
cobra sentido. ÉL ES luz. “Discernimos” las circunstancias con mayor claridad
porque dependemos de Jesucristo y no de nosotros mismos. TODOS disfrutamos ESTAR
juntos en SU cuerpo cuando compartimos SU paz.
Y Le agradecemos
la paz que tenemos y el gozo que compartimos. TODOS estaríamos mejor si
compartiéramos más Su paz al reunirnos en Su cuerpo. Todos estaríamos más
agradecidos por lo que ÉL ha hecho. Anímense a dejar de buscar sus propios
intereses. Amen a sus hermanos y hermanas en Su cuerpo donde están. ¡Ámenlos! Y
el cuerpo de Cristo al que “asistes” (perteneces – mejor dicho) será bendecido
por su participación. La “paz” se profundizará al “vivir” para SU gloria. ¡Y TODOS
estaremos más agradecidos por las cosas maravillosas que nuestro Señor
ha hecho cuando estemos juntos en SU cuerpo!
Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos.
Favor de escribir tus comentarios aquí. Gracias.
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