Lucas 18:14
“Les digo
que este descendió a su casa justificado
pero aquel no;
porque todo el que se engrandece será humillado,
pero el que se humilla será engrandecido.”
El cristianismo
no es un sombrero que nos ponemos para ir a la iglesia. Hay muchas personas que
"participan" en la iglesia como parte de la actividad familiar. Es
una tarea que marcan en su lista semanal de cosas por hacer. Esto NO es
cristianismo. Los fariseos crearon un ambiente "religioso" con un
estricto apego a las reglas y directrices. "Actuaban" como
religiosos. Sin embargo – estaban "orgullosos" de su religiosidad. Y
no fueron justificados ni perdonados por sus pecados.
El recaudador de
impuestos estaba quebrantado. Era humilde. SABÍA que estaba equivocado. SABÍA que
había ofendido y herido a la gente. Sentía profunda convicción del daño que
había causado.
Esta parábola fue
dada por Jesucristo como una clara COMPARACIÓN de “cómo” DIOS ve a las
personas. Los fariseos eran líderes religiosos judíos. Conocían la LEY.
Parecían figuras religiosas. Actuaban religiosamente. El recaudador de
impuestos era CONOCIDO por los judíos. Era judío. Los romanos le dieron la
autoridad para recaudar tantos impuestos como quisiera. Tenía que pagar cierta
cantidad a Roma anualmente. El resto era suyo. Si la gente no pagaba lo que
pedía, se lo hacía saber al funcionario romano y este enviaba soldados a la
casa del ofensor. Al ofensor le quitaban objetos de su casa – podía haber sido
golpeado o violado. Dependía del soldado y de la cantidad de impuestos
requerida. La gente pagaba sus impuestos en los días de Jesús.
Y Jesucristo
declaró que el recaudador de impuestos abusivo fue perdonado. El orgulloso
ejemplo de una persona religiosa – el fariseo – no fue justificado. El
cristianismo no es un conjunto de reglas para vivir. Es una actitud de
quebrantamiento y confianza en Dios. Seguimos viviendo en cuerpos llenos de
pecado. Seguimos lastimando a la gente. Y necesitamos mantener con humildad
nuestra confianza en el Espíritu Santo mientras caminamos por esta vida caída.
Jesucristo promete exaltar nuestra confianza en ÉL – en SU tiempo.
“Les digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no; porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido.”
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