Salmos 7:17
Daré gracias al Señor conforme a Su justicia,
Y cantaré alabanzas al
nombre del Señor,
el Altísimo.
En el Salmo 7,
David confía en el SEÑOR con toda su vida. Agradece la justicia de nuestro DIOS.
Nuestro SEÑOR defiende a los que LO buscan y son justos. Y David alaba a DIOS
por protegerlo de sus enemigos mortales como si ya lo hubiera hecho. La
confianza de David en DIOS es profunda y completa. Porque David se esfuerza por
hacer lo “correcto”. En su lucha por hacer lo “correcto”, confía más plenamente
en nuestro SEÑOR QUIEN ES justo (santo).
Y – así es.
Cuando anhelamos honrar a DIOS con nuestras vidas – ÉL protege. ÉL guía. ÉL
consuela. Y mientras que rendimos al ESPÍRITU SANTO – nos volvemos más “justos”
sin esforzarnos. “La justicia” (rectitud) no se alcanza aplicando reglas y
esfuerzo consciente – para los cristianos después de Hechos 2 (la llegada del ESPÍRITU
SANTO) la justicia se alcanza en la sumisión (rendición). Quebrantamiento.
Y “aprendemos” a
disfrutar de SU presencia. SU justicia. SU hesed. SU amor incesante e
inagotable, en QUIEN podemos confiar con todo lo que somos y tenemos. ÉL
protegerá, guiará y amará a quienes confían en ÉL.
Por esta(s)
razón(es), podemos tener una actitud de agradecimiento. Podemos estar
constantemente agradecidos por SU presencia en nuestras vidas – SI – dejamos de
esforzarnos y SABEMOS que ÉL ES DIOS (Salmos 46:10). Porque cuando “dejamos de
esforzarnos” – ÉL interviene. Él guía. SU justicia nos hace completos. SU esencia
de SER santo nos hace más santos. Al rendirnos. Al anhelar honrarLO. ÉL nos protegerá.
ÉL honrará nuestra confianza y fe en ÉL.
Y cantaremos SUS
alabanzas más profundamente. Nuestras vidas tendrán más significado. Porque
nuestro SEÑOR creó la vida. La "tela" de sus Diez Mandamientos está
entretejida en esta creación. Siempre hay consecuencias por nuestros pecados. Y
– por la misma razón – siempre hay bendiciones por nuestra dependencia de ÉL,
por nuestra "justicia" que recibimos al rendirnos a ÉL. "Es más bienaventurada dar que recibir".
Dejamos de pensar en nosotros mismos. Nuestra justicia resultará en una mayor capacidad
para considerar a los demás. Al amar al SEÑOR con todo nuestro corazón, mente,
alma y fuerzas, inevitablemente amaremos a nuestro prójimo como a nosotros
mismos. Contra tales cosas no hay ley (Gálatas 5:23b – justicia actualizada).
Al someternos a ÉL – desearemos dar a los demás constantemente. Porque ÉL ES
amor. Y el amor quiere “hacer” el bien. El amor quiere ser “justo” (correcto).
Al someternos a nuestro Dios – nos asemejamos más a ÉL. Y nuestras alabanzas
por QUIÉN ES ÉL se profundizan. ÉL ES un buen Dios. Nuestro DIOS es más que bueno. ÉL es lo máximo en justicia y bondad. ÉL ES digno de nuestras alabanzas. Debemos alabarLO por QUIÉN ÉL ES y por todo
lo que ÉL ha hecho y hará.
Daré gracias al Señor conforme a Su justicia,
Y cantaré alabanzas al nombre del Señor,
el Altísimo.
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