Sunday, June 9, 2024

La Claridad Necesaria Para Vivir

 

Juan 8:16
Jesús les habló otra vez, diciendo: 
“Yo soy la Luz del mundo; 
el que me sigue no andará en tinieblas, 
sino que tendrá la Luz de la vida”.

La claridad es un concepto que cada día se vuelve más valioso.  Literalmente.  Las personas con las que interactúo en las tiendas o en público están más desorientadas.  Adoptan posturas filosóficas o morales que son indefendibles.  No han “pensado” lo suficiente como para darse cuenta de los fracasos inherentes a sus creencias.  Y defenderán sus creencias irracionales e ilógicas con ira, con una emoción que es innecesaria para alguien cuyas creencias son lógicas, reflexivas y bíblicas.  “Usan” sus emociones exageradas para “cubrir” u “ocultar” la falta de verdad y coherencia en sus creencias.  Y cada día hay más gente que piensa así.  En nuestros gobiernos, en nuestros sistemas judiciales, en las fuerzas del orden (policía), en las escuelas, en los lugares de trabajo… “Dios los entregó a mentes depravadas…” (Ro. 1:28).

Aquí es donde “vivimos” hoy.  La humanidad (a nivel social o nacional) ya no piensa con claridad y racionalidad.  ¿Y qué es una respuesta “razonable” (reflexiva)?  ¿Cómo se supone que debemos “vivir” la vida en un mundo donde los líderes de la sociedad, las escuelas y los lugares de trabajo ya no “piensan” (razonan) con racionalidad?  ¿Dónde las conclusiones de gente “informada” sólo causan más daño?  (Vacunas y tratamiento Covid, atención médica, naciones sin fronteras, etc…)

Jesucristo, nuestro maravilloso Señor y Salvador, sabía que viviríamos en estos tiempos.  Y Él ha provisto para nuestra claridad.  Los cristianos, aquellos que verdaderamente “nacen de nuevo”, tenemos el Espíritu Santo y la palabra de Dios para guiarnos juntos a través de estos tiempos (espiritualmente) tan peligrosos.  Debemos buscarLo juntos – en comunidad.  El cristianismo no es una empresa “individual”.  Pero, si estudiamos Su palabra (2 Tim. 2:15).  Si continuamos reuniéndonos, especialmente al ver que el día se acerca (Heb. 10:25).  Él es fiel para ayudarnos a pensar y hacer lo “correcto”.  En medio de todo, en todas partes todo va mal.  Tenemos esperanza.  Estamos seguros.  Él provee claridad.

Porque Él es nuestra “luz”.  Él es la “luz del mundo”.  Jesucristo proporciona claridad en el torbellino y la confusión de nuestra pecaminosidad y nuestros corazones distorsionados.  Él está allí.  Fiel.  Esperando que nos volvamos a Él.

Y necesitamos “seguirLo”.  Una vez que nos damos cuenta de que estamos confundidos y pensando sólo en nosotros mismos (sucede regularmente), debemos detenernos, pedirLe perdón y buscarLo.  Él responderá con gracia y amor.  Sentiremos Su paz y claridad de pensamiento.  Y debemos permanecer allí – “haciendo lo que Él quiere” – no lo que sirve a nuestros corazones egoístas.  Un cristiano que sigue a Jesucristo será generoso.  Querrán dar de todo lo que son y tienen.  Dar.  Porque nuestro Señor, en Su claridad, es generoso con nosotros.  Cuando Lo seguimos, la vida tiene “sentido”.  Y la vida NO consiste en “cuanto” obtenemos aquí.  Eso NO es vida.  No la vida de Aquel que es luz.  Una vida de claridad será inevitablemente una vida generosa.  Una vida que da a los demás.  Y una vida llena de Su luz disfrutará la oportunidad de dársela a los demás.  Es placentero.  Su luz nos ayuda a comprender que nuestra “vida” en este mundo caído y enfermo no es un “fin” en sí mismo.  Es sólo el comienzo, la tarea, en preparación para la eternidad.  Y aquí dejamos de luchar por “lograr” algo.  Porque Lo conocemos.  Su luz nos ayuda a comprender nuestro propósito Su gloria.  Y con gusto anhelamos vivir para Su gloria.  Él merece que vivamos una vida dedicada a Su gloria.  Murió una muerte terrible en una fea cruz para darnos para siempre con Él.  Y somos iluminados (entendemos) a esta verdad porque tenemos Su luz en nuestros corazones. 

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