Marcos 8:36
O, ¿de qué le sirve a un hombre
ganar el mundo entero y perder su alma?
Estas palabras están en
“rojo” porque se desea enfatizar QUIÉN las
pronunció. En Marcos 8, Jesucristo había
llamado a la “multitud” que lo seguía a acercarse y escuchar. Un poco antes, Pedro había declarado que
“Jesús era el Cristo (Mesías)”. Mientras
Jesucristo continuaba Su enseñanza, explicó que debía sufrir y morir. Pedro Lo llevó aparte y comenzó a reprenderLo
por el sufrimiento que debía soportar.
Jesús se volvió hacia los discípulos y reprendió a Satanás en
Pedro. Satanás influyó en Pedro para que
confundiera lo que Jesucristo había venido a hacer. (Por favor lea Marcos 8:27-38 para entender
el contexto del versículo 36.) Jesucristo había venido para morir. Ese era Su propósito.
Jesucristo no nació para hacerse rico y cómodo en esta vida caída. NO es por eso que vino. Y tampoco es – muy claramente – lo que Él ha llamado a hacer a Sus
elegidos. Satanás no puede impedir que
los escogidos de Dios vayan al cielo. Él
puede (y lo hace) limitar sus ministerios al confundir su propósito en esta
vida.
En Marcos 8:36, Jesucristo hace una pregunta retórica. Una pregunta que tiene una premisa
exagerada. ¿Y SI alguien pudiera ganarse
el mundo entero? ¿Y si lo hicieran? He tenido el privilegio (cuestionable) de
conocer a varias personas que poseían cientos de millones de dólares en
“cosas”. Y estas personas no estaban
“cómodas”. Sus familias no estaban
contentas. Todo el dinero y el poder que
tenían no los hizo “mejores” o “más seguros” en nada. Al
contrario, los confundió aún más. Paso a
los cementerios donde algunos están enterrados y pienso en cuanto ellos
malgastaron sus vidas. Literalmente –
eternamente – malgastados.
La mayoría de los cristianos que he conocido (más del 95% de ellos)
anhelaban poseer “cosas” más de lo que querían conocer a Jesucristo. Y Satanás y el mundo continúan
atrayéndolos. El deseo de que los
hermanos y hermanas en Cristo sean dueños de “cosas” es poderoso. También es una tontería. Luchamos por definir nuestro propósito. Jesucristo NO nos salvó del infierno para que
pudiéramos poseer “cosas” y luego ir al cielo para tener más “cosas” para
disfrutar. Jesucristo nos salvó del
infierno para que pudiéramos “negarnos a nosotros mismos (v.34) y
seguirlo”. El acto de NO comprar
cosas en esta vida Lo honra. Es por eso que Jesucristo dijo
clara y enfáticamente – niégate a ti
mismo. Tenemos una vida eterna con
“cosas” buenas esperándonos en el cielo.
No necesitamos (ni deberíamos) dedicar tiempo y esfuerzo a poseer más
"cosas". Los cristianos que
pasan su vida concentrados en comprar cosas son cristianos carnales. Tibio.
Ni frío ni caliente.
No ayuda a nadie ser dueño del mundo y perder el alma. Es mucho mejor tener nuestra alma “salva” y
luego vivir para honrar a nuestro Salvador.
Necesitamos más de Él y menos "cosas".
Favor de escribir comentarios aquí. Gracias.
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