Wednesday, February 26, 2025

El Amor Que Constriñe

2 Corintios 5:14
Pues el amor de Cristo nos apremia (constriñe), 
habiendo llegado a esta conclusión: 
que Uno murió por todos, 
y por consiguiente, todos murieron.

¿Te “sientes” atado por el amor?  El amor abrumador de nuestro Señor Jesucristo trae consecuencias interesantes e inesperadas.  Todos aceptamos de buena gana y con alegría su oferta de salvación eterna.  No queremos pasar para siempre separados de Dios en un lugar de angustia y llamas.  Pedimos perdón de nuestros pecados y nuestro Señor es fiel para perdonar.  Hemos “nacido de nuevo”.

Algo le sucede a una persona que “nace de nuevo”.  Se dan cuenta de que no saben lo que necesitan (quieren) saber acerca de Dios.  En Su palabra nace un interés indefinible.  Anhelamos entender algo acerca de lo que Jesucristo ha hecho por nosotros y para nosotros.  Comenzamos a leer Su palabra y a asistir a la iglesia.  Poco a poco comenzamos a comprender Su plan eterno.  Él es un Dios omnisciente.

Parte de Su plan eterno incluía enviar a Su único Hijo a morir en una cruz por nuestros pecados.  El Padre permitió que una parte de Sí mismo – Su único Hijo – muriera en nuestro lugar para que pudiéramos estar con ELLOS (Trinidad) para siempre.  El Espíritu Santo también participó activamente en todo esto.  La profundidad del amor que nuestro Señor Jesucristo y la Trinidad tienen por nosotros es inescrutable.  A medida que crecemos en comprensión, crecemos en “la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”.  (2 Pedro 3:18)

Aquí es donde las consecuencias de Su amor son inesperadas.  No nos damos cuenta de cuán profundamente pecadores somos hasta que conocemos profundamente a Jesucristo y Su palabra.  Cuanto mejor lo conocemos, más gracia tomamos conciencia en nuestra existencia.  Esto es lo que “impulsó” a Pedro a escribir las palabras – “crece en la gracia y conocimiento”.  Los dos conceptos están entrelazados.  A medida que crecemos en “la gracia” – a medida que nuestra comprensión de QUIENES SOMOS se vuelve más clara – nuestra comprensión de SU amor por nosotros se profundiza.  Jesucristo no nos amó por ningún “bien” que tuviéramos o tengamos.  No fue motivado a morir en la cruz y pagar un precio eterno por cada uno de nosotros porque tenemos algo que ofrecerle.  ÉL tuvo una muerte sustitutiva, terriblemente dolorosa, porque nos ama.  Su amor por nosotros y Su deseo de pasar la eternidad con nosotros llevaron al DIOS vivo a sufrir en nuestro lugar.  Y así lo hizo ÉL.

A medida que “crecemos en la gracia y conocimiento”, nos volvemos más discernidores y más sensibles a los constantes pensamientos pecaminosos que tenemos.  Nuestro respeto y aprecio por lo que ÉL ha hecho nos “controla / ata / constriñe”.  No queremos “herir / dañar” el abrumador amor eterno que Él tiene por nosotros.  Llegamos a comprender que “nuestra perspectiva – nuestra forma de pensar” es el problema.  No tenemos nada bueno que ofrecer a Jesucristo.  Incluso después de nacer de nuevo.  Excepto cuando nos rendimos a Él, estamos llenos del Espíritu Santo y HACEMOS lo que ÉL quiere.  "Aprendemos" a morir.  Ya no queremos “vivir” para nosotros mismos.  Debido a que ÉL murió por nosotros para darnos la eternidad, queremos “morir” por ÉL en esta vida temporal y llena de pecado.  Y queremos “morir a nosotros mismos” porque ÉL nos ha dado mucho más de lo que jamás podremos pagar.  ÉL nos amó sin otra razón que el hecho de que ÉL nos amó.  No había nada – ni hay nada – en nosotros por lo que valga la pena morir.  ÉL pagó el precio de la condenación eterna en nuestro lugar porque ÉL nos amó.

Y SU amor nos controla / nos ata.  No podemos alejarnos de un amor tan grande.  ÉL invade nuestros corazones, mentes y cuerpos.  Nos consumimos con el deseo de vivir para ÉL.  ÉL se merece esto.  Sólo tenemos unos pocos años para dar – ÉL nos dio la eternidad con ÉL.  Todos deberíamos entregarLe nuestras vidas de buena gana y con alegría.  A medida que crecemos en ÉL, el resultado es gozosamente inevitable.  Disfrutamos la oportunidad y el honor de morir por Jesucristo.  Quizás algún día literalmente "moriremos" físicamente como un mártir.  Por ahora, "morimos" en el sentido muy personal y directo.  Ya no queremos vivir para nuestro “yo” – egocéntrico, equivocado y pecaminoso.  Queremos honrar a AQUEL que tanto nos ama.
Pues el amor de Cristo nos apremia (constriñe), 
habiendo llegado a esta conclusión: 
que Uno murió por todos, 
y por consiguiente, todos murieron.

1 comment:

Jamás Me Olvidaré

Salmos 119:93  Jamás me olvidaré de Tus preceptos,  Porque por ellos me has vivificado. Es BUENO confiar en la palabra de DIOS. SU palabra e...