1 Timoteo 6:18
Enséñales que hagan bien,
que sean ricos en buenas
obras,
generosos
y prontos a compartir.
¿Eres rico? Es una pregunta interesante… Si vives en los
Estados Unidos de América hoy, 30 de junio de 2024, eres innegablemente rico,
desde el punto de vista financiero. (Hay muy pocos ricos "espirituales" en los E.U. - pero este es otro tema.) Tienes más dinero del que necesitas.
Tienes comida, ropa, un lugar donde quedarte. En generaciones ANTES de que el mundo
acumulara tanta riqueza falsa, esto era suficiente. Cualquier cosa más que lo básico se
consideraba riqueza. Y todos nosotros
(los que vivimos en Estados Unidos) gastamos (mucho) dinero en “cosas” que no "necesitamos". Todos somos ricos.
Es importante entender la definición de riqueza desde una perspectiva
bíblica ANTES de leer 1 Timoteo 6:18.
Porque el contexto provisto en el versículo 17 explica a QUIÉN está
dirigido este versículo: “A los ricos en este mundo, enséñales que no sean
altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en
Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos."
Ahora podemos leer el versículo 18 con mejor comprensión. “Enséñales que hagan bien, que sean ricos
en buenas obras, generosos y prontos a compartir.” Dios nos permite tener riquezas para
disfrutarlas dentro de límites de “razonabilidad”. Hoy en los Estados Unidos, los ricos sólo
quieren más riqueza. Es interesante
observar este fenómeno en los cristianos.
Son mucho más generosos cuando tienen menos que cuando obtienen más
cosas. Nuestra carne “disfruta” del
orgullo asociado con la riqueza así como de la conveniencia. Y cuando “poseemos” cosas, podemos vivir
ambas cosas - el orgullo de ser propietario y la conveniencia. (El problema es que ni reconocemos el orgullo que nos da para "obtener" - pero está allá - convenciéndonos que hemos hecho bien.)
¿Qué le ordenó Pablo a su discípulo en su carta a Timoteo que hiciera
mientras era guiado por el Espíritu Santo?
“Enséñales (a los “ricos” - nosotros) a hacer el bien, a ser
ricos en buenas obras, generosos y dispuestos a compartir”. ¿Y cómo estamos, mis hermanos y hermanas
“ricos”? ¿Necesitamos más dinero para
poder comprar más cosas antes de poder dárselas a otros? Pensamos – "No somos lo suficientemente ricos para ser
generosos". Este razonamiento
egoísta nunca se detiene. Nunca somos lo
suficientemente ricos como para querer ser generosos. Deberíamos ser generosos hoy con lo que
tenemos. Todos tenemos más de lo que
necesitamos. Luchamos y acaparamos cosas
para poder tener lo que "queremos", no lo que necesitamos. Tengan cuidado, mis hermanos y hermanas
ricos. Nuestro Señor Jesucristo era
dueño (y todavía es dueño) de todo. Él se humilló para poder darnos el cielo. Él fue más generoso de lo que nosotros jamás podríamos ser. Y Él nos pide que demos. Y debemos obedecer a nuestro amoroso Salvador.
Enséñales que hagan bien,
que sean ricos en buenas obras,
generosos
y prontos a compartir.